El segundo sábado de noviembre amaneció con un sol radiante. James se incorporó de un salto de la cama, hizo un par de flexiones, estiró y se vistió para bajar a desayunar.
Cuando los integrantes del combinado escarlata entraron en el Gran Comedor fueron recibidos con vítores y aplausos por parte de los estudiantes de Gryffindor, aunque también estudiantes de las casas de Ravenclaw y Hufflepuff se acercaron a James y a Marlene para desearles suerte.
Los días previos al partido se había vivido con mucha tensión en la escuela, pues estudiantes de Gryffindor y de Slytherin se habían visto envueltos en disputas. Tampoco los profesores ocultaban su favoritismo, como quedó patente al principio de la semana en la clase de Transformaciones, en la que todos se quedaron sorprendidos cuando la profesora McGonagall anunció que no iba a mandar tareas, hasta que se volvió hacia James y Marlene y dijo:
-Este año quiero que la casa de Gryffindor revalidar el título. Ya me he acostumbrado a ver la Copa de Quidditch en mi despacho y no tengo intención de entregársela al profesor Slughorn.
El profesor Slughorn, por otra parte, también defendía los intereses de su casa. Puso tareas largas y complicadas a los alumnos de Gryffindor y reservó tantas veces el campo de quidditch que al equipo del león le fue muy difícil encontrar un día libre para entrenar. Así que cuando James se dirigió a sus jugadores para que se dirigieran al campo tras el desayuno, la mayoría del Gran Comedor estalló en aplausos mientras los siete integrantes del equipo de Gryffindor marcharon con paso firme hacia los terrenos del castillo.
-Hemos sido uno de los equipos que más ha entrenado-arengaba James en los vestuarios-y tenemos jugadores increíbles en todos los puestos. Desde que el año pasado Marlene se unió al equipo, he pensado que es posible que nos llevemos la Copa de Quidditch durante varios años.
Los seis jugadores miraron a su buscadora con evidente orgullo.
-Contamos con un excelente guardián,-dijo James-con dos golpeadoras infalibles, dos cazadores que nos hacen ganar muchos puntos, y tenemos una buscadora que ha atrapado la snitch en todos los partidos.
-James, vas a hacer que me sonroje.-contestó Marlene, vergonzosa.
-Y estoy yo.-finalizó James, señalándose. Las dos golpeadoras emitieron risitas nerviosas.
-Nosotros también pensamos que eres un buen cazador.-dijo Mary.
-Sí.-añadió Frank.-Un capitán muy guay.
-Así que salgamos ahí fuera y demostremos a esos Slytherin que el talento se tiene o no.-terminó la arenga James.
Los siete jugadores se reunieron en un círculo, juntaron las manos en el centro y dijeron al unísono:
-¡Gry, Gry, Gryffindor!
Las puertas de los vestuarios se abrieron, y los dos equipos salieron al terreno de juego, con las escobas al hombro. La señora Hooch, quien también se encargaba de la instrucción de vuelo a los estudiantes pequeños, esperaba en el centro del estadio. Dos terceras partes del estadio estaba repleto de los colores rojo y dorado, mientras que todo el fondo sur estaba copado por los colores verde y plata. Mientras los jugadores se acercaban al centro del terreno de juego, la multitud no dejaba de vitorear a su equipo y abuchear al equipo contrario.
-Vemos cómo los dos capitanes, Potter y Flint, se saludan.-narró una voz femenina a través del megáfono de comentarista. Frank la saludó, y ella le devolvió el saludo. Era Alice Macdougal. Entre ella y Frank Longbottom había empezado una relación a finales del curso anterior.
James y el capitán de Slytherin, Anathole Flint, se estrecharon la mano intentando triturarse los dedos el uno al otro.
-Jugadores.-dijo la señora Hooch.-Monten en sus escobas.
ESTÁS LEYENDO
Amato animo animato animagus |Lily y los Merodeadores. Año Quinto|
FanficHogwarts, 1975. Lily, los Merodeadores y Snape comienzan su quinto año de estudios en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Un año que se antoja complicado, con los TIMOS por un lado y por otro, protegidos pero no ajenos a las noticias del mund...