El mes de mayo había llegado al Colegio Hogwarts, y con él, un tiempo más cálido. Para los alumnos de quinto año, sin embargo, esto representaba que los exámenes de los TIMOS estaban muy próximos. Los profesores así se lo recordaban a diario, las clases cada vez se habían vuelto más exigentes, y apenas les quedaba tiempo para repasar.
—¿Cómo puede ser que ya tengamos los exámenes ahí?—se quejó un día amargamente Sirius.
—No sé de qué te extrañas.-comentó Remus.—Además, vosotros dos siempre sacáis notas excelentes.
—Lunático tiene razón.—dijo James.—Además, ni que fueras Colagusano.
Sirius se rio. Los tres amigos se habían ido turnando en las últimas semanas para ayudar a Peter con las tareas de Transformaciones y Encantamientos, pasándose horas en la biblioteca haciendo tareas y en aulas vacías practicando los diferentes hechizos.
James, por su parte, tenía que compaginar los estudios con los entrenamientos de quidditch. El final de la temporada se acercaba, con Slytherin en primera posición aventajando a Gryffindor en doscientos cincuenta puntos. James había diseñado un plan de entrenamientos que cubría cuatro tardes a la semana. El equipo entrenaba duramente hasta que se ponía el sol, lo que implicaba que James, Marlene y Mary tuvieran que quedarse estudiando hasta tarde en la sala común.
Además, se unían las escapadas nocturnas una vez al mes para acompañar a Remus en sus transformaciones. En la última habían descubierto un pasadizo tras un gran espejo que conectaba el cuarto piso del castillo con la estación de tren de Hogsmeade.
—Señor Lupin, haga el favor de no roncar en mi clase.—lo reprendió la profesora McGonagall.
Remus despertó, sobresaltado. Se había quedado dormido en la clase de Transformaciones. Miró muy azorado a la profesora.
—Lo siento, profesora.—respondió.—La noche pasada no pude dormir muy bien.
La profesora McGonagall lo miró con sus ojos penetrantes, y a Remus le pareció vislumbar un resquicio de una sonrisa en la comisura de los labios. Este observó a James y a Sirius, que se sentaban un pupitre a la izquierda. Ambos sonreían pícaramente y mostraban también signos de cansancio. Peter, a su lado, presentaba unas enormes ojeras.
—Bien.—prosiguió la profesora McGonagall, como si no hubiera habido ninguna interrupción.—Como estaba diciendo, los TIMOS son unos exámenes indispensables para cualquier mago o bruja que se precie a encontrar un trabajo que requiera cierta titulación. Se os entregarán plumas anticopia, y espero que ninguno de los estudiantes de mi casa intente hacer trampa—añadió, mirándolos severamente—o me contrariarán enormemente.
La semana finalizó y llegó el sábado. Ese día reinaba una atmósfera especial en el castillo. Era el día del último partido del Campeonato de las Casas de Quidditch, en el que se iba a decidir el ganador del torneo.
Los días previos había habido mucha tensión entre los dos equipos que se enfrentaban. Por donde quiera que pasaran los jugadores de ambos equipos recibían abucheos e insultos de los miembros de la casa rival. Incluso los de Slytherin habían tomado partido a favor de Ravenclaw, intentando hechizar a Marlene, a Mary y a Frank, lo que dio como resultado que un estudiante de sexto de Slytherin, Evan Rosier, acabara en la enfermería con forúnculos en la nariz cuando Frank Longbottom se defendió de un ataque por la espalda.
Cuando los miembros de los equipos de Gryffindor y Ravenclaw entraron en el Gran Comedor a la hora del desayuno, las mesas de las dos casas estallaron en vítores y alabanzas a sus jugadores. Los miembros del equipo de Gryffindor se sentaron juntos en la mesa del comedor y empezaron a desayunar. James, que se encontraba totalmente histérico, ordenó a sus compañeros que comieran todo lo que pudieran, pero él no probó bocado.

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Amato animo animato animagus |Lily y los Merodeadores. Año Quinto|
FanfictionHogwarts, 1975. Lily, los Merodeadores y Snape comienzan su quinto año de estudios en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Un año que se antoja complicado, con los TIMOS por un lado y por otro, protegidos pero no ajenos a las noticias del mund...