*Nueva versión*
AMORES QUE CURAN (I)
Sam ya no le encuentra sentido a su vida y no quiere seguir luchando por encontrarlo.
A sus cortos dieciséis años, Samantha Clark, ha entendido lo que es el dolor y el sufrimiento, siendo ella presa de ambos de...
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"La flor que florece en la adversidad es la más rara y hermosa de todas."
-Mulán.
SAMANTHA CLARK
«Dia: 200.
Fecha: 20/08/2021.
Asunto: Deja de herirte.
Para: La Sam del futuro.
Hey, he vuelto una vez más a esto, supongo que ya es rutina.
Hoy debería estar celebrando porque he escrito 200 notas y cartas para mí misma, y según Anne debería estar orgullosa de haberlo hecho porque lo he logrado y no todos lo han hecho. Yo no creo que sea así, pero de todas formas seguiré escribiendo porque está siendo un escape.
¿Sabes? Muchas veces en la vida no logras entenderte o identificarte con quién eres, muchos afirman que lo lograran en la adolescencia, que es ahí donde nos encontramos, otros aseguran que empezamos a perdernos en esta etapa, pero yo creo algo totalmente distinto. Creo que no es solo en una etapa, debes encontrarte todos los días de tu vida.
Creo más bien que esta es la etapa donde fracasamos una y otra vez hasta que aprendamos a que los fracasos son parte de crecer..., son parte de la vida misma para lograr encontrarnos.
Siempre he estado perdida y, de cierta forma, me he estado buscando día por día, intentando entenderme o identificarme, pero no he logrado nada.
No logro ser yo.
He intentado serlo durante toda mi vida, pero, cuando lo intento, siempre fracaso. Una y otra vez, sigo fracasando día por día y ni siquiera sé si lo sigo intentando. Cada vez que he fracasado me he lastimado..., sigo lastimándome. Palabras, acciones, autolesiones.
Quiero dejarlo atrás, aprender a fracasar y no tener que herirme emocional, física y mentalmente. Quiero dejarlo atrás, pero no sé cómo..., no sé cómo poder detenerlo, pero hazlo. Deja de herirte, de lastimarte, por ti, por mí, por las dos.
Deja de herirte, amate más y aprende a fracasar.»
Miré por la ventana mientras la lluvia caía; mantuve la taza de chocolate entre mis dedos inhalando el rico aroma que emanaba. Me gustaban los días lluviosos por lo relajantes que podían ser. Aunque también me asustaban, los relámpagos y los truenos me asustaban demasiado, pero siempre lograban calmarme.
Solía sentarme en la misma ventana desde pequeña a mirar la lluvia caer y escuchar ese sonido de las gotas caer al pavimento, era un sonido verdaderamente exquisito y encantador. Era un privilegio escucharlo y sentir la lluvia caer en tu cara, en todo tu cuerpo empapándote es algo que, sinceramente, no cambiaría por nada en el mundo.
