*Nueva versión*
AMORES QUE CURAN (I)
Sam ya no le encuentra sentido a su vida y no quiere seguir luchando por encontrarlo.
A sus cortos dieciséis años, Samantha Clark, ha entendido lo que es el dolor y el sufrimiento, siendo ella presa de ambos de...
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"Hay personas por las que vale la pena derretirse."
-Frozen.
SAMANTHA CLARK
Las vacaciones de verano llegaron a su fin, muy pronto, más de lo que me gustaría admitir. Era sábado... el ultimo sábado libre antes de regresar a clases y como de costumbre estaba en mi cita semanal en el consultorio de Anne quien me miraba detrás de sus gafas y me brindaba esa cálida sonrisa que siempre llevaba.
La sesión avanzo con normalidad, Anne preguntándome sobre cosas y yo respondiéndole. En algunas ocasiones le conté cosas sin que preguntara y ella se limitó a escuchar, anotar y dar opiniones y consejos sobre algunos temas.
Me era más fácil abrirme con ella.
—¿Cómo vas con las autolesiones? —pregunto, apoyando sus antebrazos en sus piernas.
—No lo he hecho desde hace dos meses —respondí, poniendo un mechón de cabello detrás de mi oreja—. Las notas me han servido para distraer mi mente.
—¿Has tenido ataques últimamente? —negué con la cabeza—. Bien, eso es grandioso.
—Supongo que sí.
—¿Y tu padre, él ha vuelto a...?
—No —hable, en automático—. Al menos no desde que Mason llego. No quisiera dañar su preciada reputación delante de su hijo perfecto.
—¿Por qué nunca le has dicho a Mason sobre esto o a alguien?
—No lo entenderías.
—Pues explícamelo, Sam.
Cerré mis ojos por un momento y solté un suspiro.
—Cuando te crías en medio de tanto silencio, donde eres escuchada y que aun con tus gritos no te escuchan y que cuando lo haces terminas golpeada, aprendes a callar. Y, en un punto, dejas de hablar, dejas lo que sientes de lado y solo... solo dejas que todo siga su curso, sin resistirte.
—Eso es demasiado para una niña.
—Lo es.
La mire a los ojos y ella a mí, sin apartar la vista. Su semblante era sueve y delicado, pero no había lastima, sino comprensión. Eso era lo que había. Y quizás fue porque era su trabajo serlo, pero Anne era comprensiva.
—Voy a respetar tu silencio, porque todo esto es confidencial y porque es tu decisión. Pero Sam, recuerda una cosa: callar no es la mejor solución y menos cuando se trata de violencia, ¿entiendes? Lo mejor que puedes hacer, es hablar, cariño. Hazlo.
No dije nada, me quedé callada. No tenia nada que decir. Sabia bien que hablar era la solución, pero no sabia como hablar. No me creía capaz de hacerlo.
