☪Capitulo X

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"Yo no estoy loco, mi realidad es distinta a la tuya

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"Yo no estoy loco, mi realidad es distinta a la tuya."

-Alicia en el país de las maravillas.


CAMILE HAMILTON

Si se pudiera decir que tenía un día favorito, definitivamente diría que eran los viernes. Salir a disfrutar con amigos, o quedarme en casa leyendo; cualquiera de las dos me parecía bien.

Sin embargo, un viernes así, no podía ser el mejor de todos, tener que estar en esa estúpida cena era totalmente aburrido. No era muy dada a compartir con muchas personas y mucho menos con mi padre quien solo se la pasaba criticando cada cosa que hacía.

Nunca tuve buena relación con mi progenitor y, sinceramente, no me apetecía tenerla.

Era un viernes sumamente aburrido y sin cosas interesantes. Bueno, al menos no del todo, ya que pasar el rato con los chicos y estar agarrándome a golpes con la rubia que estaba debajo de mí, le dio el toque que tanto quería.

—¡Estás loca! —gritó ella—. ¡Suéltame!

Me reí ante la mención de que estaba loca, la verdad, que lo mencionara me daba completamente igual, solo quería pelear, y, como dice mi psicóloga, la sola mención de la condición de alguien puede ponerlos violentos. No era el caso, pero era un buen pretexto para agarrarme a golpes varias veces.

—No tienes ni idea —me burle.

La multitud de personas se fueron acercando a ver qué pasaba, pero eso era algo que no me importaba, estaba concentrada en golpearla. Ella me agarró del cabello y yo también lo hice, con un movimiento yo estaba debajo de ella. Sin embargo, no solté su cabello y se lo seguí jalando.

—Eres una enferma —habló ella encima de mí.

«La princesita si sabe pelear» Me reí tras pensar eso

Ejercí un poco de presión y, de un solo movimiento, ella ya estaba nuevamente debajo de mí. No perdí tiempo y empecé a repartirle bofetadas en el rostro.

Pero no tiene la fuerza necesaria. Es patética.

Ella aun sujetaba con fuerza mi cabello y yo el de ella. Con una de mis manos, llevé mis uñas a su cara, algo que hizo que sus ojos se abrieran; le hice un rasguño, del cual brotó sangre y sí, me reí.

Unos brazos me levantaron haciendo que me separara de ella, la chica lloraba mientras alguien la sostenía. Me soltaron un poco y aproveche eso para lanzarme contra ella de nuevo, y, para su desgracia, me volvieron a sostener, pero le había arrancado un buen mechón de cabello, de las extensiones, mejor dicho.

—¡Ya basta! —escuché una voz varonil.

Las personas se alejaron un poco dándole paso una figura que reconocería bien, tenía el semblante oscuro, definitivamente estaba molesto, el negro en sus ojos se fijó en el azul de los míos, con una mirada desafiante, sin duda había heredado su carácter.

¿Qué tiene de malo ser yo?  |Nueva versión|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora