"Todo lo que ves coexiste en un delicado equilibrio."
-El Rey León.
SAMANTHA CLARK
Inesperado.
Esa es la palabra que describe lo que acababa de suceder entre Luke y yo..., inesperado. Me tomo por sorpresa lo que hizo, el que me besara como lo hizo. Que sus labios estuvieran encima de los míos, haciéndome perder el control, la cordura, haciendo que mis tripas se revolotearan y formaran un huracán de sensaciones.
Sentí todo y nada en un instante.
Tenerlo ahí, moviendo sus labios con los míos, fue una de las cosas que guardaría toda mi vida.
No podía pensar, solo me deje llevar por la suavidad de sus labios, por el sabor de su boca. Mis manos estaban encima de las de el calentando mi corazón al tocar su piel. Sentí como la mano de Luke fue hasta mi cintura y me acerco más a ale, cortando la poca distancia que había entre nosotros, pegándome aún más a su cuerpo, transmitiéndome calor.
El beso se hizo más profundo, más íntimo. Sentí que me descubría, que me dejaba expuesta en ese beso que me hizo ver las estrellas aun con los ojos cerrados, que me hizo alcanzar el cielo y tocar la luna sin dejar de pisar la tierra.
Fue un beso mágico.
Un beso que me marco para siempre, que fue el inicio de algo más que solo una amistad, porque ambos éramos más que solo amigos, muchísimo más.
Luke se alejó un poco, deteniendo el beso y me miro detrás de esos ojos verdes que tanto me fascinaban, mostrándome el brillo que había en ellos. Sus pupilas estaban ligeramente dilatadas y me miraban fijamente a mí. Acaricio mi mejilla antes de pegar su frente a la mía, haciéndome sentir su respiración que era un asco al igual que la mía. ¡Mi corazón estaba hecho una mierda!
Sentí como el calor de su frente me erizaba la piel y cerré los ojos ante el contacto de su mano y frente, haciéndome estremecer por su calor. Estaba totalmente fuera de este planeta en ese momento.
—Feliz cumpleaños, palito. —Susurro él estando apoyado en mi frente.
Mi corazón amenazo con salir de mi pecho, ¿Cómo lo supo? Nadie sabía sobre eso, ni siquiera Travis. Luke se separó y me miro con esos ojos verdes que podían cortarme y llegar hasta mi alma, viendo a través de mí. No podía negar que ese nuevo sentimiento que crecía en mi pecho me asustaba, porque sabía que dolería mucho si alguna vez perdiera eso.
—¿Cómo lo...? —inquirí, mordiendo mi labio inferior.
—Registros —respondió, con una sonrisa—. Podría sorprenderte lo bueno que soy consiguiendo información.
—Eres muy molesto, ¿sabías?
—Si, lo se. Así como muy guapo.
Tenía razón, era guapísimo.
ESTÁS LEYENDO
¿Qué tiene de malo ser yo? |Nueva versión|
Teen Fiction*Nueva versión* AMORES QUE CURAN (I) Sam ya no le encuentra sentido a su vida y no quiere seguir luchando por encontrarlo. A sus cortos dieciséis años, Samantha Clark, ha entendido lo que es el dolor y el sufrimiento, siendo ella presa de ambos de...