Un año antes de que empezara la historia.
LUKE GRANT
Feliz cumpleaños, a mi.
Febrero 17, 2019.
Nunca fui fanático de los cumpleaños, los consideraba como cualquier otro día, no había nada de especial en ponerte cada día más viejo. Sin embargo, mis padres no pensaban igual, ellos siempre buscaban la manera de hacerme sentir bien por mi cumpleaños, aunque no era necesario por tal razón, siempre hacían algo a lo grande.
Las fiestas, el ruido y las bebidas, no era mi definición de divertirme, yo prefería pasar mis cumpleaños leyendo, con mis pocos amigos o en algún lugar solo. Debo admitir que en algún momento de mi vida, me fascinaba la idea de estar rodeado de chicas y alcohol, pero desde que todo empezó a irse al caño ya no me gustaba mucho la idea de salir de casa o hacer cualquier cosa con nadie, excepto con James o Camile.
Pero, como ya había dicho, a mis padres les fascinaba el hecho de que su hijo menor cumpliría sus dieciséis. Por esa razón, no me sorprendió que empezaran con preparativos de una fiesta de cumpleaños desde temprano esa mañana.
Cuando bajé de mi habitación había un tremendo alboroto, personas iban y venían arreglando la casa para la fiesta más esperada por todos, según mis padres y hermano, quien no había dejado de molestarme desde que desperté esa mañana.
—El pequeño retoño de casa cumple dieciséis años —la voz de James fue lo primero en recibirme al llegar al primer piso.
—Como si fuera algo del otro mundo —rodé los ojos y solté un suspiro cansado.
—Tenemos un cumpleañero bastante malhumorado —dijo riendo mi loco hermano. Rodé los ojos—. ¡Mari, trae un balde de agua que lo mojamos! —le gritó a la chica que se encargaba de realizar la limpieza en la casa.
—No puedes mojarme, tenemos instituto —le hablé con desánimo.
Últimamente estaba así, todo me daba igual y tenía un humor de perros. Según Anne, se debía a que pensaba demasiado las cosas, eso sumando todo el estrés que es tener que cargar con el apellido de mis padres más la reputación intachable de mi hermano, hizo que todo explotara al punto que no podía controlar mis emociones.
—¿Y eso, que? —preguntó de manera divertida. Puso su brazo sobre mi hombro, rodeándome con él—. Eres el cumpleañero, mamá no te dirá nada.
—Se supone que tú deberías ser el responsable.
—A ti te queda mejor ese papel. Anda ya, quita esa cara.
—No puedo, es la única que tengo —le dije de manera cortante.
Lo escuché soltar una muy sonora carcajada y no pude evitar blanquear los ojos. Si, no siempre fui ese chico alegre, también tuve mi etapa donde todo me jodía a tal grado que prefería los libros a las personas.
Tuve mi etapa donde mi vida era una jodida tortura.
—Vamos ya, que llegaremos tarde por tu culpa.
—Eres demasiado responsable y puntual —el rodo los ojos—. Si fuera tu, me quedaría en casa.
—Si, pero como no eres yo, vámonos.
—Bien. ¡Pero que esto esté listo para la tarde! —empezó a gritar mi hermano—. ¡Porque hoy se celebra hasta que mañana no recordemos ni nuestros nombres!
—Te he escuchado —esa fue la voz de mamá—. Sin nada de alcohol, al menos no más del que les permita.
—Lo hemos pillado, mamá —dijo James, usando el acento natal de mamá, el español.
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¿Qué tiene de malo ser yo? |Nueva versión|
Подростковая литература*Nueva versión* AMORES QUE CURAN (I) Sam ya no le encuentra sentido a su vida y no quiere seguir luchando por encontrarlo. A sus cortos dieciséis años, Samantha Clark, ha entendido lo que es el dolor y el sufrimiento, siendo ella presa de ambos de...