Santiago, Chile.
"Nunca podría olvidarme de ti, fuiste mi rayo de sol en medio de mi tormenta. Lo fuiste todo. Perdóname por irme de esta manera, hay cosas que es mejor no decir. No me despediré porque simplemente no puedo. Despedirme de ti siempre será imposible. Nunca te olvidaré, Maca.
Espero reencontrarnos algún día, te quiero siempre.
- Rubí."
- ¿Leyendo su carta otra vez? - Preguntó su hermana entrando a la habitación con una taza de café.
Macarena suspiró y volvió a doblar el papel como sus pliegues lo marcaban.
- ¿Crees que vuelva algún día, Jose? - Le preguntó con el mismo tono de tristeza que tenía desde aquel día en su voz.
- Pucha, Maquita. - Su hermanita se acercó a ella y le hizo cariño en su espalda para consolarla. No quería responder su pregunta, no quería que su hermana estuviera más triste de lo que estaba. Ella sabía que Rubí jamás volvería.
Maca se rompió ante el mínimo contacto, apenas sintió el calor de la mano de su hermana en su espalda, volvió a llorar como lo hacía todos los días.
- Es que no entiendo, te juro que no logro entender por qué se fue. - Dijo entre sollozos. A esta altura Josefa la tenía abrazada y solo guardaba silencio mientras sentía las lágrimas de su hermana mayor mojar su pijama.
Luego de unos minutos el llanto de Maca cesó. Agradecía en ese momento la existencia de su hermana menor, porque sin ella, la partida de Rubí la hubiese hecho caer en un pozo más profundo del que se encontraba.
- Tienes que dejar de buscar explicaciones, Maca. - Le dijo Josefa luego de unos minutos.
- Dejaría de buscarlas si ella me las hubiese dado.
- Si no te las dió fue por algo, por eso, debes dejar de buscarlas.
- Más encima me da rabia, que le pregunto a la Esme, a la Ágata y nadie me dice nada. - Agregó Macarena ignorando completamente lo que su hermana le había dicho. Josefa suspiró enojada, no por haber sido ignorada, sino por lo que su hermana le contaba.
- Y no te van a decir nada, Maca, porfa, no sigas buscando explicaciones... - La mayor de las Correa se separó del abrazo y se ubicó de tal forma que pudiera ver a Josefa a los ojos.
- Jose, ¿Tú... sabes algo? - Le preguntó. La menor se puso nerviosa, nunca había sido buena mintiendo. - ¿Qué sabes, Jose? Dime. - Le exigió.
- Escuché algo, pero no sé si sea verdad... - Mintió. Sabía perfectamente que era verdad.
Rubí se había ido hace un par de horas. Josefa había estado consolando a Macarena todo el día desde que esa carta llegó a sus manos. Eran cerca de las 8 p.m cuando decidió ir a la cocina a buscar otro vaso de agua para su hermana. Sin embargo, se detuvo antes de llegar, su padre estaba conversando con Ágata en el comedor y al parecer no querían ser escuchados.
- ¿Y cómo vamos a hacer para que Macarena no se entere? - Susurró Sergio.
- La Rubí cerró todo, su instagram, su tiktok, su facebook, todo. Cambió su número también. Así que si la Maca pregunta, le decimos que no sabemos nada no más, así de simple.
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Mi salvación, eres tú || Rubirena
FanfictionRubí llevaba meses atrapada en una vida de la que se sentía prisionera. Y cuando creyó estar preparada para escapar, fue obligada a desistir. ¿Cuánto más debía aguantar? Su alma deseaba solo una cosa: Ser rescatada. Por ella.