Capítulo 21

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Santiago, Chile.

- Ya, toma, pa que te tranquilicí. - Le dijo su mamá mientras le pasaba un té.

Esmeralda había manejado de vuelta al departamento porque ella no estaba en condiciones de hacerlo. No había dicho ninguna palabra y solo se mantenía mirando un punto fijo de ese lugar que su mamá había prometido sería su hogar.

- Rubí, necesito que nos digái qué pasó en esa sala. - Le volvió a hablar su mamá. - El Sergio salió como loco y se llevó a la Josefa y después viene el abogado a decirnos que van a suspender la audiencia... Y nosotras sin entender ná.

Rubí la escuchó y sintió como, nuevamente, algunas lágrimas empezaban a recorrer sus mejillas hasta caer en sus piernas.

- Ya po', sis, que nos tení preocupadas.

- ¿Por qué me mintió tanto, mommy? - Habló por fin mirando a su mamá con dolor.

- ¿Mentirte? ¿Con qué?

- Me dijo que este lugar sería nuestro hogar para siempre y que aquí seríamos felices... Y mire, mire lo que pasó por venirnos a este edificio.

- Pero, piedrita, yo intenté con todo de mí para que ustedes dos fueran felices aquí, pero hay gente mala en el mundo mi amor, y nosotras tuvimos la mala suerte de cruzarnos con esa gente.

- ¿Nosotras? Yo soy la que está sufriendo, no ustedes.

- Ay, ya, no digái eso, si tú sabí que sufrimos contigo. - La regañó su hermana.

- ¿Cuándo pensaba decirme que tenía un trato con el Sergio?

Ágata la miró y su rostro se desconfiguró totalmente.

- ¿Qué trato? - Preguntó Esmeralda.

- ¿Qué te dijo? - Le preguntó su mamá con miedo.

- Eso, que él se ofreció ayudarme siempre y cuando yo me mantuviera lejos de la Maca y usted aceptó... Ahora entiendo por qué me decía tanto que no me acercara a ella, por qué me preguntaba tanto.

- ¡¿What?! ¿Mommy, de verdad hiciste eso?

- No, no, a ver, la cuestión no es tan así. - Dijo con desespero.

- ¿Entonces cómo es?

- Ya, a ver. Rubí, por favor, cuéntanos todo, todo lo que hablaron en esa sala.

Rubí no quitó nunca la vista de Ágata. Se sentía traicionada, dolida. Una madre jamás debería hacer sufrir a sus hijos y ella estaba segura que su mamá sabía que eso la haría sufrir.

<< Rubí entró a la sala y se sentó inmediatamente, le pesaba el cuerpo al estar de pie.

- ¿Qué pasó? - Preguntó al notar que nadie decía nada.

Sergio le hizo una seña a Juan Carlos y este sacó un papel y lo puso frente a ella.

- ¿Qué es?

- Léelo. - Le pidió.

Con dificultad logró enfocar las letras y leyó lo que decía, en su mente.

“Yo RUBÍ BELÉN CÁRDENAS CÁRDENAS, rut 19.654.358-2, consiento y JURO cumplir lo que aquí se explicita, a cambio de mi libertad sentimental y conductual que me priva el contrato firmado con MIGUEL ÁNGEL SÁNCHEZ FIGUEROA, rut 19.888.438-7.

JURO no acercarme más, tanto física como socialmente (entiéndase a redes sociales u otros medios de comunicación) a MACARENA ALEJANDRA CORREA VALDÉS, rut 20.447.878-6.

Mi salvación, eres tú || RubirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora