Capítulo 17

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Santiago, Chile.

Ágata estaba en su habitación junto con Sergio conversando sobre los detalles de la compra de su nueva casa. Sin embargo, la conversación se vio interrumpida por una llamada telefónica que el mayor recibió.

- ¿Aló? - Contestó.

- ¿Hablo con Don Sergio Correa? - Le preguntó la voz masculina al otro lado.

- Sí, con él.

- Buenas noches señor, usted habla con el cabo segundo Patricio Díaz...

- Ya, y ¿qué se le ofrece? - Preguntó con confusión.

- Don Sergio, lo llamamos para informarle que su hija Macarena Correa sufrió un accidente automovilístico, por lo que se encuentra actualmente internada en el Hospital Metropolitano de Santiago.

Sergio pareció quedar shockeado con la noticia. Ágata lo miraba esperando que dijera algo o que se moviera, pero no reaccionaba.

- ¿Aló? ¿Don Sergio? - Volvió a hablarle.

El mayor dejó caer el teléfono al suelo y como pudo se sentó en la cama. Ágata al ver lo sucedido recogió el celular y ella siguió hablando.

- Aló, soy Ágata, la esposa de Sergio, él se descompuso un poco con la información, ¿con quién hablo?

- Señora Ágata, habla con Patricio Díaz, cabo segundo, acabo de informarle a Don Sergio que su hija, Macarena, se encuentra internada en el Hospital Metropolitano de Santiago a causa del sufrimiento de un accidente automovilístico. - Le contó.

Así como Sergio, ella igual quedó en shock, pero a diferencia de él, pudo reaccionar.

- Pero... Pero, ¿cómo un accidente? ¿ella está bien? - Preguntó nerviosa.

- El auto en el que venía sufrió un impacto lateral, justo por la puerta del copiloto, donde Macarena se encontraba. No sabría decirle el estado actual de la afectada, pero al momento del rescate por parte de bomberos y personal paramédico, la señorita se encontraba inconsciente.

- Pero, ¿usted cómo la vió? ¿estaba muy golpeada? ¡Díganme algo po'! - Insistió.

- Tenía contusiones y un sangrado en el lado izquierdo de su frente. No sufrió tantos golpes, ya que estaba usando el cinturón de seguridad. Pero como le digo, no sé su estado actual, para eso los llamo, para que puedan venir al hospital y así informarlos mejor.

- Sí, si vamos al tiro para allá. Gracias mi cabo.

Ágata cortó la llamada y se puso en cuclillas delante de Sergio. Quería llorar, pero debía mantenerse fuerte para él.

- Checho, tenemos que ir al hospital. - Dijo con cautela.

- Mi hija, mi niñita...

- Anda a buscar a la Jose, yo hablaré con la Esme y nos encontramos abajo, ¿ya?

- Ay, la Jose. - Dijo entre sollozos. - ¿Cómo le digo a la Jose que su hermana tuvo un accidente?

- Con calma no más, ella tiene que saberlo. - Sergio asintió. - Ya, anda.

- Sí. - El mayor se puso de pie y se secó las lágrimas que mojaban sus mejillas.

Sin decir nada más, salió de la habitación dejando a Ágata en su interior.

Cuando la puerta principal del departamento se cerró, la mayor de las Cárdenas se permitió llorar un poco. Luego se quedó estática unos minutos pensando en qué hacer con la información recibida. Con miedo, fue hasta la habitación de Esmeralda y entró sin pedir permiso.

Mi salvación, eres tú || RubirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora