Santiago, Chile.
Literalmente tuvieron que escapar de Punta Arenas. César quería matar a Miguel, Mireya a César y Rubí solo quería desaparecer lo más pronto de ese lugar.
La mamá de Miguel se disculpó con ella al enterarse del trato que había de por medio, al parecer era cierto eso que no tenía idea de nada. Mientras que César, ni siquiera le dirigió la palabra.
Su llegada a Santiago por suerte fue en paz, liberadora. Estaba de vuelta en casa y no pensaba irse nunca más, al menos no sola. Lo primero que quería hacer era correr donde Macarena y acurrucarse con ella, pero se contuvo. Estando ya en la capital, debía ser más cautelosa que antes con su relación con la menor.
Ágata y Esmeralda la recibieron con la felicidad que las caracterizaba. Su hermana menor en una tarde le hizo dos queques y un pie de limón, esa era su forma de expresarle su amor y Rubí lo sabía.
- Oye, ¿y la Maqui sabe que estái aquí? - Le preguntó mientras le ayudaba a sacar la ropa y zapatos de sus dos maletas.
- No, no le he dicho aún. - Respondió mientras colgaba su vestido negro en el clóset.
- ¿Por qué no? ¿Le vai a hacer otra sorpress? Porque tú sabí que con la Jose te podemos ayudar po'. - Le dijo con emoción.
Rubí suspiró. La verdad era que no había pensado como excusarse con Macarena por no ir a verla, no sabía qué inventarle para decirle que no podría verla hasta que las cosas se calmaran.
- Esme. - Le susurró sentándose al lado de ella en la cama. - Es que no puedo ver a la Maca...
- ¿What? ¿Por qué? ¿Se pelearon de nuevo?
- No, no, nada que ver. Si estamos bien, pero... Es que... - Vaciló entre contarle o no la verdad. - Es que es arriesgado po'.
Se puso de pie nerviosa y enojada por no poder apoyarse en su hermana. No quería involucrarla más, esa era su excusa.
- Ay, pero si siempre ha sido arriesgado po'. ¿Qué te dió ahora?
- Es que ahora más po', si estoy tan cerca de salir.
- Mh, ya, ya entendí lo que pasa.
- ¿En serio?
- Sí po', querí cuidarte y cuidarla a ella para que no se estropee todo, pero sis, tení que ir a verla al menos de vez en cuando po', y explícale esta cuestión a ella, si sabí que la Maqui siempre te entiende en todo.
- Sí po', siempre me entiende en todo... - Dijo con pesar.
Siguieron ordenando en silencio, mientras de fondo sonaba la playlist que Esmeralda había puesto para musicalizar el momento.
Cuando cayó la noche, se dispusieron a cenar las tres juntas mientras conversaban sobre todo lo que había pasado en las últimas semanas.
- ¿Entonces no se cambiarán de casa? - Preguntó Rubí.
- No, quedamos en que es mejor vivir aquí todos juntos po'. - Le contestó su mamá logrando ponerla incómoda. - El Checho esta buscando a alguien pa arrendarle su departamento y ahí se vendrán para acá. Mañana se iba a juntar con el tipo parece. - Contó.
- Pero, ¿y cómo vamos a dormir ahora? Si en nuestra pieza caben dos camas no más.
- Ah, pero mientras dormí con la Esme po', así como cuando la Maca se venía a quedar. Después compraremos de esas camas que tienen otra abajo o una litera, para que se acomoden.
- ¿Y qué opinái tú, Esme? - Le preguntó a su hermana.
- Ná po', con tal de quedarme aquí en mi house, no tengo problema... Además me llevo bien con la Jose. - Le respondió encongiéndose de hombros.
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Mi salvación, eres tú || Rubirena
FanfictionRubí llevaba meses atrapada en una vida de la que se sentía prisionera. Y cuando creyó estar preparada para escapar, fue obligada a desistir. ¿Cuánto más debía aguantar? Su alma deseaba solo una cosa: Ser rescatada. Por ella.