Santiago, Chile.
Rubí y Miguel habían aterrizado hace media hora en la capital. En este momento se encontraban en el uber, camino al hotel donde se hospedarían. La única condición que Rubí le puso al chico para acompañarlo sin decir nada, fue que reservara dos habitaciones individuales. Fue un trabajo complicado para el menor de los Sánchez, ya que su papá aún le llevaba los movimientos de la tarjeta, así que tuvo que reservar una habitación matrimonial y una individual aparte, pagando en efectivo.
- Aquí hay varias cosas para poder hacer, por si no querí salir. - Le comentó Miguel en cuanto llegaron al lugar.
- No te preocupí por mí, ahí veo que hago. ¿Tú vas a salir ahora? - Preguntó la castaña mientras caminaban hacia el ascensor con el chico del hotel siguiéndolos, mientras llevaba sus maletas en un carrito.
- Sí, voy a ir a dejar mis cosas y saldré. ¿Tú qué vai a hacer? ¿Le avisaste a tu familia que estái acá?
- Sí, si saben. Quizás vaya a verlas ahora. - Miguel la miró confundido.
- Pensé que no querías ir al edificio. - Rubí suspiró fingiendo que pensar en eso le dolía.
- La Esme me contó que la Maca se fue de ahí. Tú cachai que no se llevaban bien con el papá. - Mintió un poco.
- Ah, si po', si cachaba. - Le respondió. - Qué lata. - Agregó y ninguno más volvió a hablar.
Miguel había decidido ser “caballero”, así que le dejó la habitación grande a Rubí, mientras que él se quedó con la individual. Ambos estaban en el mismo piso, así que podrían verse fácilmente.
A unos kilómetros de distancia, se encontraba Macarena. Estaba en su nuevo trabajo concentrada haciendo unos diseños que le habían solicitado. Su vida había cambiado rotundamente en los últimos días. Se sentía optimista y tenía fé en que pronto podría sacar a Rubí del lío en que estaba. Tenía nuevo lugar donde vivir, nuevo trabajo y una tranquilidad que hace mucho no sentía. Además que Sofía avanzaba rápidamente en la investigación que estaba realizando.
Sofi
Maca, cuando venga la Rubí avísame, para que nos juntemos a hablar sobre el caso.
Macarena miró el mensaje desde la pantalla de bloqueo sin dejar de hacer lo que estaba haciendo. La castaña le había dicho que mañana llegaba a Santiago, así que dejó el lápiz del iPad que estaba usando a un lado y tomó su celular para responder el mensaje.
Sofi
Llega mañana. Encontraste algo? Podemos juntarnos las dos en el depto
Bloqueó el teléfono y volvió a su trabajo. Sofía siempre tardaba en responder así que esperó pacientemente, hasta que el mensaje llegó.
Sofi
Oki, nos vemos a las 6 allá
Sonrió y volvió a enfocarse en lo suyo. Deseaba de todo corazón que el día y la noche pasaran rápido, así podría tener de nuevo a la castaña en sus brazos.
A la menor le emocionaba la idea de poder estar con Rubí tranquilas, sin que nadie las molestase, en el nuevo lugar donde ya llevaba unos días viviendo.
- Mira, por ser tú, no te voy a pedir nada adelantado, porque sé que eres responsable. Lo único que te pediré es que lo cuides como si fuera tuyo. - Maca sonrió mirando el lugar. Era un departamento pequeño, con dos habitaciones y un baño, pero bastante acojedor.
- Obvio que sí, cuenta con eso. Y gracias Sofi, en serio. - Le dijo a la chica que estaba al lado de ella.
- No te preocupí, siempre es grato ayudar a una vieja amiga. - La mayor le sonrió y le siguió mostrando el lugar.
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Mi salvación, eres tú || Rubirena
FanfictionRubí llevaba meses atrapada en una vida de la que se sentía prisionera. Y cuando creyó estar preparada para escapar, fue obligada a desistir. ¿Cuánto más debía aguantar? Su alma deseaba solo una cosa: Ser rescatada. Por ella.