Capítulo 19

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Santiago, Chile.

Rubí estaba esperando a Miguel en una plaza donde el chico le dijo que llegaría en aproximadamente cinco minutos. No paraba de mover sus piernas de arriba a abajo en un intento desesperado de calmarse. Tampoco paraba de llorar. La gente se detenía a mirarla, pero ya ni vergüenza podía sentir, tenía todas sus emociones bloqueadas, todas menos la frustración y tristeza que le daba su actual situación.

- Rubí. - La llamó Miguel en cuanto la vió.

La castaña instantáneamente lo abrazó, necesitaba un abrazo, necesitaba un consuelo, un consejo.

- ¿Qué pasó? - Le preguntó con preocupación. - ¿Le pasó algo a la Maca? - Rubí negó con la cabeza.

- ¿Sentemósnos? - Incitó al momento que se separó de él.

La castaña le contó a grandes rasgos lo que había sucedido en su improvisada reunión con el abogado.

- ... Te juro que no se quién fue, yo no les iba a mostrar nada aún. - Contó haciendo referencia al examen de paternidad.

- Tranqui, Rubí. - Le dijo calmadamente. - Fui yo.

Rubí lo miró desconcertada.

- ¿Qué?

- Era mi regalo de cumpleaños, pero al parecer la cagué. - Dijo con pesar.

- ¿Cómo? ¿Y los dos meses?

- Es que con lo que le pasó a la Maca, me dio pena por ti, sabía que te afectaría mucho y aparte que habían discutido... Entonces, no sé. Hablé con la Coté en si estaba de acuerdo y me dijo que sí, así que hoy cuando nos despedimos en el edifico Corona, fui a dejar el sobre, la Esme me pasó la dirección. - Explicó.

Rubí le sonrió porque le conmovió el detalle, sabía que lo había hecho con buenas intenciones, a pesar de que todo haya resultado mal.

- Pucha, pero que rabia, yo pensé que las cosas saldrían bien.

- Ya, tranqui, si no es tu culpa.

- Oye, igual eso de la orden de alejamiento es raro, porque la Maca es mayor de edad po', según yo no puede el papá poner algo por ella y además esas cuestiones se demoran. - Dijo pensativo.

- No sé, quizás es falsa, pero no importa... Al final igual se salió con la suya po'.

- Deberíai contarle a la Maca. - Sugirió.

- No, no quiero que se siga metiendo en esto.

- ¿Y qué vai a hacer?

- No sé. - Fue sincera. - Me siento entre la espada y la pared.

Miguel se quedó pensando para tratar de ayudarla a encontrar una solución.

- ¿Y si nos vamos? - Preguntó luego de unos segundos.

- ¿Qué?

- Mira, el Sergio se dió cuenta de tu cercanía con la Maca por el accidente, pero él no tenía idea que ustedes se hablaban y se veían antes po'. Entonces, vámonos, volvamos a Punta Arenas, cerremos nuestras cosas allá y cuando llegue la notificación de la denuncia, nos venimos.

- ¿Tú también te vendrás?

- Obvio, mi hijo puede nacer en cualquier momento.

- Pero si le falta un mes aún.

- Pero cómo sabí sea prematuro.

Rubí se rió despacio. Nunca se había sentido tan agradecida como hoy, de tener a Miguel con ella.

Mi salvación, eres tú || RubirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora