Santiago, Chile.
- ¿Cómo estái? ¿Cómo lo pasaste ayer? - Le preguntó Rubí mientras se sentaban en el sofá.
- Bien y no sé, bien supongo. Todo el edificio terminó en una celebración en el patio-café. - Contó.
- ¿En serio? ¿De cuándo tan motivaos? - Se rió.
- No sé. ¿Tú? ¿Cómo estái?
- Bien, y ahora que estoy aquí, mucho mejor. - Le respondió tomando su mano. - ¿Te gustó la sorpresa?
- Obvio, nunca imaginé que fueras a viajar hoy.
- Habían muy poquitos vuelos, pero alcanzamos.
- ¿Y no les dijeron nada?
- Ná, ahora vinimos con la excusa de vacaciones. - Contó. - Traté de dejar todas las cosas ordenadas en la fábrica, para que cuando vuelva no sea como la otra vez.
- Que precavida.
- Obvio, mujer precavida vale por mil. - Dijo y ambas rieron.
- ¿Cómo estuvo el viaje? ¿Todo bien?
- Sí, cuando llegué no más que casi me derrito con el calor. Ya estaba acostumbrada al clima de allá.
- Oh, sí, estos días el calor ha estado insoportable. Con suerte se puede respirar.
- Que terrible. Ya, ¿me prestái la ducha? Que me quiero bañar para cambiarme ropa.
- ¿De cuándo que me la pedí prestá? - La molestó.
- Ay, pesá. - Le dijo.
Rubí se puso de pie y arrastró su maleta hasta la habitación de Maca. La menor se tomó unos segundos más en ponerse de pie, aún no podía creer que la castaña estuviera ahí.
- Oye, voy a ir a comprar aquí abajo. - Le dijo en voz alta para que la escuchara.
- Ya. - Escuchó que le respondió.
Se dio media vuelta, tomó sus llaves y salió.
En la habitación, Rubí abrió su maleta y sacó una falda, polera y calcetines cortos para ponerse. Le robó unas toallas a Maca y se metió a la ducha. Tenía tanto calor, que ni siquiera se molestó en temperar el agua.
Se quedó ahí unos minutos para relajarse un poco. Siempre reencontrarse con Macarena la ponía nerviosa, más cuando eran reencuentros sorpresa.
Cuando salió, se vistió rápidamente y ordenó el desorden que había dejado con su ropa.
- Siempre tan desordenada, Rubí. - Se dijo para sí misma.
Buscó entre los kilos de ropa, zapatos y demás cosas, el regalo que le había traído a Maca para poder entregárselo. Ya había pasado una semana de navidad, pero nunca era tarde para dar regalos atrasados.
Cuando escuchó la puerta principal, volvió a echar todo lo que había sacado dentro de la maleta mientras oía los pasos de Maca acercándose.
- Dos minutos y ya tení el despelote. - La molestó mientras entraba a la pieza.
- Perdón, es que tengo muchas cosas.
- Pero deja un poco de ropa en el clóset po'. - Rubí la miró.
- Me da cosita invadir de tu espacio.
- Ay, invadir. - Dijo molestándola. - Tonta, si la idea es que te sintái como en tú casa po'. - La castaña sonrió y se acercó a ella.
- Estando contigo en cualquier parte ya es sentirme en casa. - Le dijo mirándola. Maca sonrió.
- Linda. - Dijo.
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Mi salvación, eres tú || Rubirena
FanfictionRubí llevaba meses atrapada en una vida de la que se sentía prisionera. Y cuando creyó estar preparada para escapar, fue obligada a desistir. ¿Cuánto más debía aguantar? Su alma deseaba solo una cosa: Ser rescatada. Por ella.