Capítulo 3

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Santiago, Chile.

Macarena le había pedido a su hermana que mantuviera en secreto el hecho de que ahora sabía cierta información de Rubí. Josefa obviamente aceptó, después de mentirle y ocultarle todo por tanto tiempo a Macarena, lo mínimo que podía hacer ahora era guardar silencio.

Cuando faltaban dos días para el matrimonio, Sergio se fue, les dijo de excusa que se iría de luna de miel con Ágata, ya que nunca habían podido concretarla. Macarena no le preguntó ni reclamó nada, no quiso gastar sus pocas energías intentando hacer que su papá le dejara de mentir en la cara.

Cuando faltaba un día, Maca le pidió a Josefa que por favor se cuidara mucho. No le gustaba la idea de dejar sola a su hermanita menor, pero tampoco podía llevarla con ella, no le alcanzaba el dinero, al fin y al cabo había dejado de trabajar hace meses porque no podía concentrarse ni expresarse como quería. Aparte de lo mal que se sentía por lo de Rubí, estaba su jefe, que era lo más insoportable que Macarena había visto en su vida. Así que renunció convencida de que encontraría otro trabajo, sin embargo, aún no tenía suerte.

- Jose, cualquier cosa me llamai, ¿ya?

- Sí, pero anda tranquila oh, yo le dije al papá que iría a la casa del Pipe hoy, así que me quedaré allá.

- Uy, ¿Qué onda con el Pipe? - Macarena molestó a su hermana como solía hacerlo antes. Josefa al contrario de molestarse, se alegró al sentir que la Maca de siempre aún estaba ahí, en el fondo de la tristeza que la invadía, seguía luchando por salir.

- Nada oh, si somos amigos no más. - Le respondió sonriendo.

- Mmh, cuidadito no más. Si se quiere pasar de listo, me avisai y yo misma le voy a parar los carros.

- Ya oh, ándate que si no vas a perder el avión. - El semblante de Maca volvió a ser serio. Soltó un largo suspiro y Josefa decidió abrazarla. - Anda contándome todo porfa, y cuídate mucho.

- Sí...

- Y suerte, mucha suerte y mucha fuerza. - Maca la abrazó un poco más fuerte, para luego separarse de ella.

Si Maca fue la salvación de Rubí en su momento, sin duda alguna Josefa fue la de Maca.

La mayor de las Correa tomó su pequeña maleta y salió del departamento. Al llegar a recepción fue cautelosa en no ser vista ni por Carlitos, ni por Meche, los conserjes. A esta altura no confiaba en nadie y podría apostar que hasta ellos sabían del paradero de Rubí.

Tomó un uber que le cobró un ojo de la cara, hacia el aeropuerto. Era el precio que tenía que pagar por no tener ánimos de caminar hasta la estación del metro.

Macarena nunca había viajado en avión, así que se perdió unos minutos dentro del gigantesco aeropuerto de Santiago. Cuando pudo entender la distribución, caminó hacia el embarque de vuelos nacionales y siguió todos los pasos, hasta entrar a la zona. Ahí volvió a perderse buscando la puerta que le correspondía, pero la encontró.

Había leído que las turbulencias en un viaje eran normales y que no debía asustarse. Pero no leyó en ninguna parte que viajando hacia el sur, las turbulencias eran mil veces más intensas. Sin embargo, supo mantener la calma y no paniquearse ante los bruscos movimientos que hacía el avión en el aire.

• Punta Arenas, Chile.

Cuando llegó a Punta Arenas, tomó un taxi que la llevó al hostal donde había arrendado una habitación por los días que estaría ahí.

- ¿Le puedo hacer una consulta? - Le dijo al taxista, quién la miró por el espejo retrovisor asintiéndole. - ¿Sabe dónde queda esta dirección? - Le mostró su celular con un nota de texto donde había escrito la dirección de la parcela en donde se celebraría el matrimonio.

Mi salvación, eres tú || RubirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora