Las vacaciones en la playa se nos hicieron cortas, demasiado cortas. Amelia tenía que volver al trabajo en un par de días y yo, que tenía julio y agosto libres, quería aprovechar para pasarme por allí de vez en cuando para ponerme al día con todos los proyectos que iban a comenzar a partir de septiembre.
La morena y Ari habían decidido salir a dar una vuelta y así comprar un par de cosas que necesitábamos para la cena que íbamos a organizar aquella noche con toda mi familia, mientras yo aprovechaba para dar un baño a la más pequeña, que había llegado llena de arena después de estar jugando en el parque que teníamos al lado de casa.
- Ven, mi amor, vamos al agua con los patitos – dije intentando cogerla del suelo del salón donde estaba entretenida viendo los dibujos
- No, no – me indicó moviendo su dedito índice
- Que sí, que te he puesto juguetes y así puedes chapotear un rato. Venga, ven – Zoe estiró sus bracitos, un poco más convencida y la cogí para llevarla hasta el cuarto de baño que compartía con su hermana y desvestirla para meterla en el agua – A ver, quédate un momentito aquí en lo que saco el gel y echo un poco de agua templada para que no esté tan caliente
Sin embargo, Zoe, que era una auténtica alma libre, se vio totalmente desnuda y empezó a corretear feliz por toda la casa, escondiéndose en la habitación de su hermana para que yo no pudiera verla. Escuché su risa flojita desde allí y, al aparecer, echó a correr de nuevo, obligándome a cogerla al vuelo y meterla en el agua mientras no dejaba de reír
- Eres un bichillo tú – le dije haciéndole cosquillas en la barriguita antes de darle uno de sus patitos para que estuviera entretenida
- Mami – me llamó señalando la espuma que había cogido en su mano
- Qué bien, cariño. Ahora sopla, mira, así – hice que soplaba y ella lo intentó también, saliéndole una pedorreta con la que llenó la espuma de babas
Zoe continuó jugando y hablando a su manera con todos los juguetes que tenía en el agua, hasta que sintió la puerta y cómo su hermana venía directa hacia el cuarto de baño a saludar y me alzó los brazos rápido para salir.
- Hola, mami – saludó Ari enseguida, colgándose de mi cuello, aprovechando que estaba allí de rodillas secando a la pequeña
- ¿Qué tal mi amor? ¿Te lo has pasado bien con mamá?
- Sí – asintió con energía – hemos ido a la plaza de las fuentes y luego a comprar todo lo que nos has pedido. He ayudado a mamá con dos de las bolsas
- Qué bien, qué mayor te estás haciendo – dejé varios besos seguidos en su mejilla y enseguida se agachó para hacer ella lo mismo con su hermana, que la miraba embelesada
Me llevé cogida a la pequeña hasta nuestra cama y allí me encontré a Amelia que estaba poniéndose cómoda para ayudarme a cocinar todo lo que tenía en mente, aunque al final su tarea principal seguramente sería encargarse de las pequeñas para que no se acercaran mucho a la cocina y pudieran quemarse. Le eché a Zoe crema por todo el cuerpo, y a Ari en la nariz, viendo que no quería moverse de allí y, entre risas y algún que otro "no" terminé de vestirla para que estuviera preparada para cuando aparecieran mis padres.
La bajé al suelo, donde su hermana la cogió de la mano, y las dos se fueron directas al salón donde tenían un espacio con una estantería llena de libros y varios juguetes repartidos por la alfombra.
- ¿Qué tal, cariño? – Entrelacé mis brazos alrededor de la cintura de Amelia y ella sonrió al sentir un beso en su cuello - ¿Cómo se ha portado la diablilla?
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Más de lo que ves - Luimelia
Fiksi PenggemarHay veces que la vida te hace plantearte todo de nuevo, convertirte en rutina o dar un salto al vacío sin dejar de pensar cuál es tu punto de referencia