La llegada

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En otra dimensión:

- Hay que ir por los niños Dobe. - Hablo un azabache que apenas había terminado de pelear contra el enemigo.

- No podemos ahora cariño. Acabamos de pelear, necesitamos reponer chakra. - Dijo igual de cansado el rubio.

- ¿Que tal si están en peligro? - La cara del azabache era claramente de preocupación pero el rubio sonrió dulcemente.

- Ahora mismo estás actuando como una mamá preocupada, tu los enviaste allá porque son fuertes. Créeme estarán bien, solo tenemos que tomarnos un día, dattebayo. - Le dio un beso en la frente, y sonrieron por un momento.

- Bien te creo. ¿Prometes que vamos a ir mañana a primera hora? - Hizo un puchero que el rubio adoro.

- Lo prometo, ven aquí. - El rubio extendió sus brazos en señal de querer abrazarlo, el azabache no dudo y enterró su cabeza en el pecho contrario, era muy cálido, olía a naranjas en temporada con un toque de miel, el olor era fuerte pero era delicioso. El rubio de inmediato lo noto, y le causó gracia, su azabache podía ser enojon, arrogante y presumido, pero era también hermoso, sexy, y jodidamente tierno.

- Hueles bien Naru. - Sin previo aviso empezó a besar el cuello del mayor.

- S-Sasuke... Espera hasta llegar a casa. - El azabache dejo su acción un poco molesto. - Vamos amor, no te enojes, acabaremos luego. -

- Hmp, bien. Vamos a casa. - El azabache extendió su mano, y el rubio la tomo sin dudarlo.

En la dimensión pararela:

Los chicos menores estaban entrenando, mientras que el rubio y el azabache, estaban platicando cerca de ellos por el bosque.

- Esos dos se parecen más de lo que creía. - Hablo el menor azabache viendo a los mayores quiénes se reían.

- Con cuerdo. - Ahora hablo el rubio asintiendo.

- ¿De qué hablan? - Hablo la azabache, sin entender nada de la plática de sus "hermanos".

- Hablo de que tú papá y el mío, actúan igual que los míos. - Dijo señalandolos discretamente, la azabache vio que solo platicaban.

- ¿Que, eso? Son amigos desde pequeños, es normal que hablen. - La azabache un poco molesta, cruzó los brazos.

- Mira, te enseño. - El rubio giro a la azabache, y señaló a sus padres, quiénes seguían platicando cómodamente. El rubio era un poco más alto que el azabache, entonces paso un brazo por encima de la  cabeza de este, quedando más cerca. - Buscan de alguna manera más contacto, se acercan, y ríen como queriendo decirse algo más... - Entonces vieron como el rubio se acercaba al azabache y le decía algo en el oído, este último empezó a reír con un pequeño sonrojo. -

- Son solo suposiciones, no significan nada, chicos. - Dijo la azabache un poco indignada, más tarde hablaría con su padre.

- Exacto, solo son suposiciones, tranquila. - Dijo el azabache con una sonrisa. - Ven, vamos a entrenar. - Después de eso la azabache ya no pudo concentrarse, seguía viéndolos a cada segundo, literalmente, los otros dos se miraban confundidos, había empezado muy bien, pero ahora era peor que un gennin.

- ¿Quieren hacer una pausa? - Pregunto el azabache, con su mano en su cintura.

- ¡Claro! - Dijeron los dos menores con una sonrisa, y la azabache quedó en silencio.

- Genial. ¿Y tú Sarada? - Pregunto el azabache, con la esperanza de salir con ella.

- No gracias, voy a salir con Boruto. - Y sin más se retiró en una nube de humo.

¡Esta vez no!   (OMEGAVERSE) •Narusasu•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora