Capítulo 3

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El sonido del aire que se colaba entre los árboles que dejaba a mi paso me tranquilizaba.

Intentaba centrarme en eso para mantener un ritmo constante pero aparentemente en la mente de Eric había mil cosas que le atormentaban, pues cambiaba su velocidad cada pocos minutos y seguirlo comenzaba a resultar complicado.

-Eric, ¿ocurre algo? -pregunté pasados unos minutos, aunque no obtuve respuesta alguna por su parte-. Te noto algo distraído.

Él bajó nuevamente el ritmo al que corría al escucharme, provocando que de igual manera yo tuviera que frenar un poco para no dejarlo atrás. En sus ojos podía observar que dudaba si contarme lo que verdaderamente le preocupaba, pero terminó cediendo.

-Llevamos saliendo juntos a correr desde hace cuatro años y nunca se nos había ocurrido venir a Seattle para hacerlo. El hecho de que nuestros padres hayan sido los que han propuesto la idea me preocupa. No soy estúpido y tú tampoco. Intentan que pasemos en Élite el menor tiempo posible.

Me quedé callada mientras seguía avanzando por el camino del parque. Los ataques en Élite se estaban volviendo más frecuentes y cada vez se producían más cerca del centro de la ciudad, aunque por supuesto nadie parecía notar este detalle. Todos lo obviaban si salía el tema de conversación, lo cual no sucedía a menudo pues al parecer los adultos habían acordado no mencionar la inestable situación por la que nuestra ciudad estaba pasando si había alguien más delante.

El silencio que se había apoderado de nosotros se hacía cada vez más denso y molesto pero el tema de los rebeldes siempre causaba esa sensación. Nadie compartía con nosotros los detalles de la situación y al contrario de lo que los adultos pensaban aquello no nos suponía una tranquilidad extra, más bien todo lo contrario. Sabía que Eric ansiaba cambiar el tema de la conversación tanto como yo pero tuvimos que esperar un par de minutos antes de que alguno de los dos volviera a hablar.

-Por cierto -comencé girando la leve curva que el camino presentaba-, ayer no te lo pregunté, ¿para qué quieres el saco de dormir?

Eric soltó una pequeña risa al oírme y aceleró un poco mientras comenzaba a responder sin mirarme.

- ¿De verdad quieres saberlo?

Aquello solo me hizo inquietarme más de lo que estaba. Ya había dado por hecho que fuera lo que fuera para lo que necesitaba el saco de dormir no iba a ser nada que pudiera ser considerado aceptable, pero sus palabras confirmaron mis dudas.

- ¿Sabes qué? Prefiero que siga siendo un misterio.

Unos chicos que debían tener más o menos nuestra edad pasaron a nuestro lado en ese momento. Todos estaban abrigados con más de una chaqueta, al igual que la mayoría de las personas que se encontraban en el parque en ese momento. Sabía que octubre era un mes frío y que las temperaturas no solían ser demasiado elevadas pero ¿de verdad hacía tanto frío o solo era una exageración de la gente?

-Vienes demasiado desabrigada -empezó a decir Eric cuando mi vista se fijó en un par de niños a nuestra izquierda que iban vestidos con un gran gorro cada uno, confirmando así mis sospechas-. Sé que no sientes frío por eso de que controlas el fuego, pero deberías haberte traído una chaqueta al menos.

-Tendría que haber mirado el tiempo antes de venir -admití reconociendo mi fallo-. Lo tendré en cuenta para la semana que viene.

Aunque a aquella hora de la mañana el parque al que habíamos ido estaba casi vacío la mayor parte de la gente estaba, al igual que nosotros, corriendo o practicando algún tipo de deporte, pero a pesar de ello yo era la única persona del lugar que no vestía con manga larga.

-A propósito, ¿tienes idea de si nuestros padres van a hacer alguna fiesta este año por el cumpleaños de Grace? -preguntó de repente Eric sacando tema de conversación-. Porque si hay que llevar regalos individuales estoy perdido, pero si podemos hacer como el año pasado y comprar algo entre varias personas he pensado que podríamos comprarlo juntos. Ivy se niega a compartir su regalo conmigo, vaya hermana la mía.

La Joya de los ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora