Me llevó alrededor de hora y media explicarle a Ethan lo más básico del mundo elemental y convencerle de que aquello no era ningún tipo de broma.
Asimiló bien lo que era el mundo elemental, cómo funcionaban las habilidades e incluso la situación de los rebeldes. Al menos, todo lo bien que alguien puede asimilarlo. No le hubiese contado lo de los rebeldes en otra ocasión, pero me pareció oportuno debido a que habían sido ellos los que nos habían llevado a aquella situación.
Sin embargo, hacerle creer que todo era cierto y no una broma de mal gusto llevó más tiempo que la explicación en sí, y el uso de mis habilidades repetidas veces para que comprobara que eran reales.
-A ver si lo he entendido -comenzó Ethan pasando sus manos por su pelo, caminando aceleradamente de un lado a otro en mi habitación-. Vives en un mundo paralelo.
-Más bien es una dimensión paralela, pero sí -maticé mirándole desde mi cama.
-Dimensión paralela, vale -él hizo una pausa, como si tuviera que asimilar de nuevo aquella información-. Y en esta dimensión la gente tiene poderes.
-Habilidades -corregí-. Son habilidades no poderes. Fastidia bastante que las llames poderes, pero sí.
-Habilidades, de acuerdo -repitió él-. Y hay unos locos, rebeldes, que se dedican a atacar a la gente sin razón, los mismos que estaban en el callejón y han creado las bolas esas con sus pod... con sus habilidades -se corrigió dejándose caer de nuevo en mi cama para sentarse.
-No sin razón, deben tener alguna, pero hay diversas teorías respecto a los motivos que los mueven. Aunque sí, básicamente es eso -dije posando mi mirada en él.
Durante unos segundos ninguno de nosotros dijo nada.
El silencio que inundaba la habitación hacía que la situación se volviera violenta.
Ethan ni siquiera me estaba mirando a mí. Su mirada parecía perderse en el suelo de mi habitación y yo tampoco quería acercarme mucho más a él. Estaba sentado, a mi lado pero había cierta distancia entre nosotros.
-Ethan...- comencé a decir fijando mis ojos en él, pero no había manera de que él me devolviera la mirada aunque fuera por un segundo-. Sé que es mucho para asimilar, que hay mucho que comprender. Entendería completamente si quisieras que te llevara de vuelta a Seattle y alejarte de mí por un tiempo, o para siempre.
Hasta ese momento no me di cuenta de lo mucho que me dolería si de verdad decidía distanciarse de mí.
Me había intentado convencer de que me gustaba Ethan porque lo veía como una oportunidad para distraerme y olvidarme de Brandon las veinticuatro horas del día, pero en aquel momento me permití aceptar todos los sentimientos que había desarrollado por él.
- ¿Alejarme de ti? -Ethan levantó su vista finalmente para dirigirla a mí, podía notar que estaba confuso, y tal vez aún algo nervioso, por lo que me preparé para escuchar lo peor-. No. Liv, me gustas. Mucho. Hay mil cosas que no entiendo y aunque ahora formes parte de un nuevo cúmulo de cosas que se añaden a esa lista, de lo único de lo que estoy seguro es de lo que siento por ti -dijo él con plena sinceridad en su voz-. Tú eres tú aunque tengas poderes, habilidades o lo que sea y lo odiaría si dejara de lado la oportunidad de estar contigo por no arriesgarme a conocer cosas que aunque no parezcan tener mucho sentido para mí ahora mismo deben tenerlo. Seguramente voy a hacerte preguntas absurdas todo el tiempo, pero si estás dispuesta a responderlas a mí me encantaría estar contigo.
Las palabras de Ethan me llegaron directamente al corazón. Podía haber respondido de muchas maneras diferentes y aun así se las apañó para contestar de la mejor forma posible, y con la mejor de las respuestas que podía haberme dado.
ESTÁS LEYENDO
La Joya de los Elementos
FantasíaLa vida solía ser fácil. Sólo tenía que preocuparme por la animación, por el instituto. Mis mayores problemas eran las noches a solas en Seattle y en ocasiones los proyectos escolares. ¿Mis pensamientos? Mis pensamientos eran sobre fiestas, sobre ch...