Aquella noche hice lo último que pensaría que haría.
Llevaba sin pelear con Brandon desde hacía al menos siete meses, lo cual era decir mucho teniendo en cuenta que cortamos en agosto.
Tanto mis padres como los de Eric llegaron pronto a casa de Grace. Todos tan aliviados como lo habíamos estado sus hijos al verla.
Por unos momentos todo fue calma, pero la calma no dura para siempre. Nuestros padres insistieron en que volviéramos a casa una vez el equipo de investigación nos contó lo que había sucedido.
Sabían dónde se encontraba Grace desde hacía unos días, pero al comprobar el gran número de rebeldes que la guardaban supieron que no podrían entrar por la fuerza sin arriesgarse a que todo saliera mal, por lo que se pusieron en contacto con Grace después de un largo y dificultoso proceso en un momento en el que la guardia era más baja.
Ella les contó cómo los rebeldes la habían secuestrado para que los ayudara a conseguir la joya de los elementos, pero por supuesto ella se había negado todo el tiempo.
El equipo de investigación la convenció para dejarlos coger la joya ya que el día del ataque habría menos rebeldes vigilándola y sería más fácil sacarla de la pequeña casa donde la tenían.
Cuando Sean nos ofreció llevarnos de vuelta a casa en su coche quería decir que no, pero era difícil quejarse ante la mirada de mis padres y los de Eric, aunque quien me convenció en realidad fue mi hermano.
Mis padres no podían dejarlo solo, y él habían insistido en venir a ver también a Grace, pero después de un rato el sueño le podía, por lo que terminé accediendo a volver a casa.
Emma y Eric entraron en la parte de atrás del coche junto a mi hermano rápidamente, pero yo esperé fuera junto a Brandon durante unos segundos mientras su tío hablaba con un par de agentes que hacían guardia en la zona.
-No debería pedírtelo, soy consciente de ello, pero, ¿te quedas esta noche conmigo? -pregunté a Brandon apoyándome en la puerta del coche, aún sin entrar.
-¿Pero qué pregunta es esa? Pues claro que me quedo contigo esta noche, no te dejo sola ni loco -dijo él abrazándome de inmediato-. Además, ¿puedo confesarte algo? De todas formas mi padre no sabe que no estoy en mi casa. A la hora que era no me hubiese dejado salir, le dije que me acostaría y me escapé por la ventana de mi habitación.
Sabía que no era la primera vez que lo hacía, pero aun así, aquello me seguía pareciendo poco ético.
-Estás loco, si tu padre se entera va a castigarte -observé cogiendo sus manos para no separarme completamente de él.
-Merece la pena arriesgarse -comentó acercándose un poco más a mí para terminar dándome un pequeño beso en la mejilla.
Él abrió la puerta detrás de mí y me indicó que pasara cuando comprobó que su tío se acercaba antes de dirigirse al asiento del copiloto.
Cogiendo a mi hermano para colocarlo en mi regazo ya que aquél era un coche de cinco plazas, dejé que comenzara a dormirse durante el trayecto a casa de Eric.
El viaje no fue muy largo, pero sí silencioso.
Ninguno quería mencionar nada y todos necesitábamos un tiempo para pensar.
Cuando finalmente llegamos a casa de Eric, Emma anunció que se quedaría con él y tras despedirse salieron del coche tomados de la mano. Aún se me hacía algo raro pensar en ellos como una pareja después de escucharlos negarse por tanto tiempo.
Al marcharse Brandon se pasó a la parte de atrás para quedar a mi lado mientras yo dejaba a mí hermano en el asiento junto a la ventana.
-Asumo que vosotros también os quedáis juntos el resto de la noche -comentó Sean mirándonos a través del espejo retrovisor.
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La Joya de los Elementos
FantasyLa vida solía ser fácil. Sólo tenía que preocuparme por la animación, por el instituto. Mis mayores problemas eran las noches a solas en Seattle y en ocasiones los proyectos escolares. ¿Mis pensamientos? Mis pensamientos eran sobre fiestas, sobre ch...