Capítulo 28

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Al final Ethan y yo decidimos descartar la opción de ir al cine. Preferimos simplemente hablar mientras caminábamos por Kerry Park. No es que faltara tema de conversación en ningún momento.

Después de un rato Ethan comenzó a adquirir mucha más confianza para hacerme preguntas referidas al mundo elemental. Algunas, como él había advertido, absurdas; otras, con mucho más fundamento. También me preguntó por las personas que conocía y que habitaban junto a mí en Élite. A varias personas las había supuesto por sentido común o al ver las fotos de mi habitación, otros nombres, por el contrario, pareció algo más sorprendido de oírlos, pero en cualquier caso insistí en que cuanto menos supiera respecto a quien habitaba o no en el mundo elemental mejor. Si no lo sabía, no tendría el impulso de preguntar algo en lugares donde cualquier persona pudiera escuchar la conversación.

Cuando finalmente nos despedimos en la noche me sentía mucho más tranquila. No tendría la presión de seguir mintiéndole y poco a poco había conseguido que el recuerdo de los rebeldes en el callejón, fuera ficticio o no, no abarcara tanto mi pensamiento como lo había hecho en las primeras horas que había pasado en Seattle.

Sinceramente, me sorprendió lo bien que Ethan se lo había tomado todo. De hecho, parecía ilusionado de saber que no todo era lo que parecía. Sin embargo, aquella no fue la única sorpresa del día.

Siempre había encontrado cierta calma en la noche. Me encantaba pasear a la luz de las estrellas y me tranquilizaba el poder pasar tiempo conmigo y mis pensamientos sin que nada ni nadie los interrumpiera, por los que a volver a Élite no fui directamente a mi casa, me quedé un par de calles más allá para, al menos por unos minutos, poder asimilar todo lo que había pasado sin la necesidad de comentarlo o explicarlo a nadie.

Cuando estaba a punto de volver a mi casa visualicé una figura acercarse hacia mí.

En ese momento me pregunté hasta qué punto mi padre habría calcado mis palabras al contárselo al equipo de investigación. Estaba convencida de que había omitido lo de Ethan, pero esperé que Ethan no hubiese salido en ningún momento de la conversación cuando llegué junto a él.

- ¿Qué haces aquí? Es tarde -pregunté a Brandon sin poder evitar una sonrisa.

Después de todo el día, verle a él era lo único que sabía que me haría olvidarme de lo que había pasado. Era increíble lo mucho que me tranquilizaba su mera presencia.

-Iba a buscarte. Mi tío acaba de contarme lo que ha pasado, quería asegurarme de que estabas bien -contestó, y pude notar que parecía relajarse al verme-. ¿Por qué no me has dicho nada cuando ha pasado? Cuando me lo ha dicho mi tío no podía parar de pensar que te había pasado algo.

Su tono de voz me dejaba claro lo preocupado que estaba, aunque tan solo por su expresión habría sido capaz de decirlo.

-Lo siento. Iba a llamarte cuando llegara a mi casa para que vinieras -dije mirándole-. No quería mandarte un mensaje, necesitaba verte, pero ha habido un pequeño problema que es la razón por la que no te he llamado antes.

En un principio Brandon no reaccionó mucho mejor que mis padres al contarle lo de Ethan, pero se calmó mucho antes de lo que hicieron ellos. Supongo que porque él ni siquiera hubiera dudado en mi situación antes de llevarlo con él. También comencé a relatarle cómo había sucedido el ataque de los rebeldes, pero insistió en que no era necesario que hablara de ello si no quería. No podía estar más agradecida cuando lo dijo porque lo cierto era que no estaba de humor para volver a contarlo una vez más. Se lo contaría al día siguiente después de haber dormido un poco.

-Siento lo de Ethan, sé que una de las cosas que más te gustaba era no tener que hablar de Élite ni nada relacionado -dijo él cuando terminé de narrar todo lo sucedido, mientras pasaba uno de sus brazos por mis hombros provocando que yo apoyara mi cabeza en él de inmediato.

La Joya de los ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora