Embarazada.
Definitivamente tenía que estarlo a pesar de que lo hubiera estado negando continuamente para no hacerme a la idea de que una pequeña criatura crecía en mi vientre.
Mi tripa era visiblemente más abultada en el espejo de aquella habitación, ya ni siquiera entraba en los pantalones que había estado usando, por suerte en aquellos armarios había algo de ropa roída, pero que me quedaba holgada y disimulaba perfectamente mi barriga.
¿Qué iba a hacer?, ¿Cómo lo podría ocultar? Aquello no era algo que precisamente pudiera esconder y tarde o temprano lo descubrirían los demás, incluido Declan. ¿Pensaría que no era de él?, ¿Dudaría de ser el padre?
Llevábamos aproximadamente nueve semanas en aquella casa y la relación entre nosotros no había cambiado, de hecho yo misma trataba de evitarle todo lo que podía y pasaba la mayor parte del tiempo al aire libre con la excusa de hacer guardias.
Aquella mañana decidí alejarme un poco más, tal vez la inquietud de explorar más allá del pequeño bosquejo que había tras la casa fue la que me impulso a avanzar. Me adentré en la arboleda y comencé a caminar a un ritmo suave, quería saborear realmente aquel pequeño momento de libertad concedida, vi que la claridad se abría paso una vez que los arboles se disipaban y cuando mis ojos vieron el destello me acerqué expectante por saber que era aquello que brillaba con tanta intensidad.
Ante mis ojos se abrió un espectáculo sin igual de destellos dorados y azulados, un campo de flores azambar estaba justo allí, a pocos pasos de la casa donde vivíamos y ni siquiera lo había visto hasta ahora. Era la primera vez que veía esa flor con mis propios ojos, no crecía en cualquier lugar y ni siquiera sabíamos cuáles debían ser las condiciones o el tipo de terreno para que proliferara, pero a pesar del horror que podía provocar, tenía que aceptar que era verdaderamente hermosa.
Su olor era dulce, embriagador y casi sensual, estaba tan ensimismada contemplando aquellas flores que no percibí el calor humano de la figura que tenía detrás hasta que rozó mi brazo acariciándolo con los dedos.
—La planta está compuesta en su mayoría por neurotoxinas, por eso se inyecta en el torrente sanguíneo para que su efecto sea inmediato y ataque directamente al sistema nervioso, mi bisabuelo encontró la planta y se quedó maravillado con su destello, estuvo durante años estudiando sus posibles efectos en la medicina, consiguiendo erradicar parte de la toxicidad y hacer una variante que conseguía menguar la capacidad de voluntad del paciente. En su defensa debo decir que las intenciones iniciales eran buenas, su finalidad era sustituir los sedantes por esta sustancia que no anularía las capacidades de movilidad del paciente e introducirla en los centros de psiquiatría. —La voz de Declan era suave, calmada y casi hipnotizante. ¿Tal vez lo sentía así porque estaba respirando el aroma de la flor?—. Su demostración fue rechazada y no pudo avanzar para que pudiera ser probada en pacientes, entonces hubo un robo en su laboratorio y varias muestras desaparecieron. Poco después empezaron a oírse rumores de una nueva droga que robaba la voluntad de las mujeres y tras el golpe de estado fue literalmente coaccionado a que su farmacéutica fabricara en grandes dosis la sustancia. Ni siquiera en aquel momento él sabía que solo causaba efecto permanente en mujeres, pero al parecer Froid y los suyos lo habían comprobado.
Me giré rápidamente para ver el rostro de Declan tras aquella confesión y estuve durante unos segundos en silencio sin saber que decir.
—¿Por qué me cuentas todo eso ahora? —pregunté sintiendo que en mi voz había cierto desasosiego.
Declan sonrió y me miró a los ojos con una expresión que fui incapaz de reconocer.
—Porque he pasado toda mi vida manteniendo la esperanza de que encontraría el antídoto y liberaría de este estigma a mi familia. De que pondría punto y final a esta aberración de sistema. He vivido con una abuela ausente, una madre ausente, una esposa ausente y no viviré con una hija ausente, no es lo que deseo para ella —dijo con evidente rencor en su tono de voz.
Podía entender que hiciera todo aquello por Lisa, al fin y al cabo era su hija y la amaba. Yo también desearía lo mejor para mis hijos, incluso ya lo pensaba y no quería traer al mundo a una criatura a la que expondría al peligro desde su nacimiento.
—Tal vez exista una posibilidad —dije con esperanza.
Solo él poseía los conocimientos, tal vez el azambar no surtiera efecto en mi organismo, pero él era quien podría lograr crear un antídoto.
—Existe —dijo sonriendo y acariciándome con los dedos de su mano la mejilla—. Tu cadena genética es increíble —dijo con una pequeña risa—, pero he conseguido aislar parte de ella y he encontrado que es lo que te hace invulnerable.
Fruncí el ceño porque no comprendía nada de todo aquello, pero Declan parecía estar feliz, tal vez es que aquello significaba que estaba más cerca de conseguir el antídoto.
Sus manos bajaron lentamente y las colocó en mi vientre, aquello hizo que enrojeciera porque no sabía si significaba que lo sabía así que di un paso hacia atrás asustada.
—¿En qué momento esperabas revelarme que estas embarazada? —preguntó dejándome completamente petrificada.
¿Qué?, ¡Era imposible que lo supiera!, ¡Ni siquiera se lo había mencionado a Sheila!
—Yo no... —comencé a balbucear y hacer gestos con las manos inexplicables—. No... —añadí dándome la vuelta y agachándome porque sentía que me faltaba el aire.
Sentí las manos de Declan rodeándome para alzarme y me giró como si mi cuerpo fuera un trapo que se dejaba llevar, noté que sus manos acogían mi rostro para que le mirase.
—Le daremos un mundo libre, no importa que sea hombre o mujer, te prometo que no sufrirá los mismos miedos e incertidumbres que debiste padecer tu —susurró con una voz tan dulce que hizo que me derritiera.
Mis ojos estaban casi nublados por las lágrimas, no sabía si era por lo que acababa de decirme o por el hecho de que no dudara que era suyo.Eso hizo que diera un paso atrás y cerrase los ojos fuertemente para lograr ver con nitidez.
—Que esté o no embarazada no cambia la situación —decreté.
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C O H I B I D A
Science Fiction"Demostrar que éramos más inteligentes fue el principio del fin. Ahora solamente podíamos aspirar a ser mercancía con la cual traficar o simplemente muñecas de papel en manos desconocidas"