Ojos dorados

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                                                            Capítulo 2


                                                          Flash Back

-¿Taisho?- pregunto sin verdadero interés

-¡si! Dicen que dará una fiesta en su casa la siguiente semana ¿no crees que es emocionante?- pregunto la pelinegra completamente extasiada

-no me interesa- contesto con frialdad, sacando a la chica de su ensoñación.

-¿que? Pero... ¿Por qué dices eso?

-simplemente no es algo que me interese, no es necesario darte una explicación- respondió sin siquiera mirarla, pues estaba más interesada en seguir estudiando el tema que el profesor había dejado para la siguiente clase

-¡por favor! ¿Por qué lo odias tanto? Nunca te eh visto siquiera cruzar palabras con él y, sin embargo, desde el primer día que no puedes llevarte bien con él

-...- no respondió, no era algo de lo que tuviese que importarle, además, no tenía ninguna obligación de contestarle, no era precisamente una amiga con quien hablaba, no le molestaba, pero era bastante curiosa para su gusto

-su...- la llamo con ese molesto diminutivo que usaba para su nombre

-no tengo porque responderte...- y sin más, Continuo con su lectura, ignorando por completo a la chica a su lado

La razón por la que no se llevaba bien con Taisho- aunque realmente ni siquiera se hablaban- era porque... lo conocía.

Desde la secundaria en realidad, y durante esos años el chico había sido todo un pesado con ella, no solo en el colegio, para desgracia de ella, el peliplata vivía a solo unas cuadras de su casa. El chico se tomaba la molestia de ir hasta su casa, trepar el árbol que estaba justo fuera de su ventana y escribirle algún mensaje obsceno como saludo de "buenos días"

Claro que era algo muy inmaduro de su parte, y en parte era comprensible en ese tiempo, pues solo era un puberto, así que por ello no le prestaba más atención de la necesaria, ni siquiera sus padres tenían conocimiento de esto, no era algo que valiera la pena, no era necesario gastar tiempo en alguien como él.

Pero claro, las cosas cambian con el tiempo y Taisho con los años, había encontrado otra manera de... molestarla, realmente molestarla.

Acosándola sexualmente

No lo hacía con regularidad, pero si cuando se le daba la oportunidad. Desde lo más leve, hasta lo más obsceno

Mandarle besos, levantarle la falda, e incluso una vez había llegado a manosearla. Pero claro, le había dado una lección al hacer uso de sus técnicas de autodefensa, dejándolo con un ojo morado y al menos cojo por una semana

Aun así, el joven no parecía cansarse y en más de una ocasión, le había mandado mensajes- no tenía ni idea de cómo había conseguido su número-, mensajes como: "¿no quieres pasar un buen rato en mi casa?" o "ya quiero escucharte gritar mi nombre" entre otras cosas.

Era asqueroso, pero intentaba no hacer un escándalo por ello, no era algo que considerara en si quiera darle más importancia de la necesaria, ella era lo suficientemente capaz de manejar el asunto por sí misma.


Era apenas el primer año en la preparatoria y las cosas no habían cambiado del todo, tal vez la acosaba con mucha menos frecuencia que antes, pero a fin de cuentas lo seguía haciendo el muy idiota, pero tenía mejores cosas de las cuales preocuparse.

Como el hecho de que ahora, estaba comprometida.

Si, sus padres se lo habían comunicado apenas hace unas semanas, y aunque no era algo de lo que se sintiese a gusto, era lo que esperaban de ella, pues con ese compromiso, la empresa de su padre y de su mejor amigo, por fin se verían unidas gracias a ese compromiso de parte de sus primogénitos. Solo eran negocios, lo sabía, pero era su deber y sinceramente, haría lo que fuese con tal de mantener el honor de su familia.

El único hijo de aquel hombre, Onigumo, en realidad no le era del todo indiferente, muy guapo debía admitir, al menos tenía la suerte de conocerlo, desde que eran pequeños. Naraku era el único que podía considerar, verdaderamente, como su único amigo. O algo así...

Tal vez no estuviese de acuerdo con el compromiso, pero como dijo antes, haría cualquier cosa por mantener el honor de la familia. Nada la haría cambiar eso...

-¡Irasue! ¿me estas escuchando?

Claro que la había escuchado, no había necesidad de que gritarle, pero había estado más concentrada en estudiar durante el descanso que prefirió ignorarla, aunque claro, eso a la chica frente suyo parecía no captarlo


-¿Qué se te ofrece, Inoue?- pregunto sin prestarle verdadera atención y sin realmente querer seguir escuchándola hablar sobre ese desagradable sujeto

-¡oh por favor! ¿otra vez con eso? Ya te eh dicho que me llames por mi nombre, somos amigas ¿no?- no... no lo eran- pero olvidemos eso, por favor ¡tenemos que ir a esa fiesta! No quiero estar sola.

-ya te eh dicho que no

Kill MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora