Esta historia principalmente no comienza con Sesshomaru, mas bien, este es el inicio antes de su llegada al mundo, así es, esta historia comienza con sus padres, y no es una historia de amor como quieres creer.
Por más que continuara intentándolo, ese recuerdo no paraba de regresar una y otra vez a su cabeza. Ya había entendido que era mejor dejarlos fluir y que todo acabara pronto, pero eso no significaba que dejaran de ser dolorosos.
Tomo asiento sobre la orilla de aquel edificio y espero. Llevo el cigarrillo hacia sus labios con resignación, estaba harto.
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Flash Back
La nueva escuelita no le gustaba, los demás niños eran molestos, no dejaban de quitarle sus cosas para jugar con ellas, gritaban mucho y no lo dejaban en paz. Él solo quería terminar con las tareas que la señorita Botan les había dado, eran demasiado sencillas, pero con tanto escandalo no lograba concentrarse del todo.
"Tontos" pensó.
En especial las niñas, no las toleraba. Lloraban mucho y gritaban aún más fuerte. Al principio lo confundían con una de ellas, pues, recordando sus palabras, él era muy bonito para ser un niño.
Incluso le habían llegado a poner moños en su cabello sin que se diese cuenta.
¿Acaso todas eran iguales?
Recordaba que cierta niña pelirroja había llegado más lejos con eso. Había olvidado su nombre, incluso su rostro. Pero había sido su primera amiga.
Aun recordaba la última vez que habían jugado juntos...
Antes de eso.
Dejo de prestarle atención a su alrededor, el crayón en su mano ya no se movió y todo quedo sumergido en un profundo silencio.
Esa noche.
Los ojos de su mamá, llenos de terror.
Las risas de esos hombres, burlándose de su dolor.
La noche fría, y solitaria.
El piso de madera, impregnándose de rojo.
-te queda bien el nombre... niño-
Un disparo.
Observo sus pequeñas manos, a simple vista limpias, pero él sabía que no era así.
Lo sabía bastante bien.
Estaban manchadas.
-Sesshomaru ¿estas bien, pequeño?- escucho la voz de su maestra, logrando salir de sus recuerdos.
