6 - No vayas.

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POV _____

Al cabo de una semana, ya se me hacia habitual ver a Shuji en el restaurante donde trabajaba. A veces venía con Kisaki, y rodeado de gente con uniforme de pandillero. En estos casos, iba con el flequillo hacia arriba, mirada desafiante y apenas establecía contacto visual conmigo. Otras veces venía solo, y se quedaba hasta el final de mi turno. En uno de esos días le comenté que el flequillo hacia abajo le quedaba mejor, que de la otra forma "parecía un pincel", respondiéndome éste con una amenaza de muerte. Pero desde aquel día, cuando venía solo, traía el flequillo hacia abajo.

No es que nos llevásemos bien, creo, yo seguía teniendo mis reparos de juntarme con los pandilleros, y quería evitar a toda costa que alguien de la ToMan se enterase, pero había pasado al punto de tolerarlo en cierta medida.

No pasaba lo mismo con Kisaki. Cada vez que lo veía su aura se había ensombrecido más, era más sombrío y receloso. No sabía qué tramaba, ni en qué estaba metido Shuji, pero seguro no era nada bueno.

De vez en cuando pegaba la oreja a sus conversaciones. La mayoría de mis seres queridos formaban parte de la ToMan, y mis instintos me decían que tenía que estar alerta con ese grupito. Creo que en algún punto se dieron cuenta y dejaron de hablar cuando pasaba por al lado. Aún así, me encargaba personalmente de atender esa mesa.

Ese día llovía particularmente fuerte, de estos chaparrones de verano que iban y venían. Terminé de limpiar todo e intenté llamar a mi hermano, para que me cogiese el teléfono, pero no hubo manera de que me respondiese. Convencí a Hanako de que me acompañase un poco del trayecto, mientras seguía llamando a casa. Nos despedimos las dos de la jefa y salimos por la puerta lateral.

- ¿Ese no es...? - señalo Hanako a una sombra apoyada contra la pared contraria de la salida. Era demasiado oscuro como para poder distinguirla, pero sólo con ver la colilla encendida, supe quién me esperaba.

- ¿Qué haces aquí? - pregunté mientras abría el paraguas de Hanako -. Te voy a denunciar por acoso como sigas.

La sombra soltó una risita, y extendió hacia mi un paraguas plegado. Entonces salió a la tenue luz que dejaba pasar la puerta y lo vi: camiseta blanca, pantalones negros, chanclas y flequillo hacia abajo.

- No te llevas bien con los paraguas y tenía que pasar por aquí rumbo a... no importa - se cortó de inmediato, como si fuese a dejar escapar una información importante -. En fin, que aquí tienes.

Casi que lo lanzó hacia mi dirección y después salió del callejón sin decir nada mas, dejando la ceniza del cigarro caer con desgana a su paso. Hanako y yo nos miramos, y yo me encogí de hombros. Habíamos hablado de él durante los descansos, dejándole claro a mi compañera que no éramos novios, ni siquiera amigos, pero que me había salvado de un aprieto el otro día.

Hanako me hacía ojitos para que me fuese con él, y yo comencé a sentirme mal. Evidentemente había mentido, su motivo de venir era traerme el paraguas. De lo contrario, hubiese traído dos. Supongo que recordaría el día en que le hice comer el suelo del parque, que tampoco llevaba paraguas. No quería deberle dos favores, así que me despedí de Hanako y seguí su paso por la calle.

- Oye - le paré cuando llegué a su altura -. Si te resfrías no me sentiría bien cuando te venciese - extendí el paraguas hacia él -. Llévalo tú, que eres más alto y así nos cubres a los dos.

El apelado volvió a sonreír, cambiando de mano el cigarro, y agarró el paraguas. Cambió el rumbo de su marcha, y se encaminó hacia la mía.

Los primeros metros no fueron muy cómodos, ninguno de los dos parecía querer sacar conversación, ni teníamos nada de qué hablar. Lo único que había entre nosotros era una cuenta pendiente, y un favor que devolver por haberme salvado el pellejo el otro día.

Checkmate | HANMA SHUJI | TOKYO REVENGERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora