9 - Trampa.

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La vuelta a casa fue peor que el peor escenario que había imaginado.

Al llegar me encontré a todos los capitanes y subcapitanes de la ToMan en mi salón. Pero no estaba mi hermano, ni Chufuyu. Ni Pachin, ni Peyan. La tensión se palpaba en el ambiente, y nadie estaba dispuesto a decir nada. Me fijé especialmente en que Mikey y Draken estaban en lados opuestos de la sala sin mirarse. Mal asunto.

Al cerrar la puerta toda la atención recayó en mi, pero se relajó al descubrir que no era Baji. Paseé la mirada en silencio, tanteando el ambiente. De fondo de escuchaban unas sirenas de coches, rodé los ojos imaginándome la situación. Solo para confirmar, me di cuenta de que el bate de béisbol que solía estar detrás de las puerta.

- ¿Tan mal ha ido?

Quise estar muerta al recibir sus miradas como respuesta.

Me quedé quieta en la entrada del salón, temiendo que la tensión me cortase en trozos al pasar. Todos parecían tristes y enfadados, aguantando algo que deseaban gritar. Tampoco quería quedarme allí de pie sin hacer nada, la tensión me ponía de los nervios, así que me escabullí a la cocina y preparé algo de té.

Al poco rato volvieron las dos personas que faltaban, el pelinegro lleno de sudor, con trozos de cristal incrustados en el bate, y el rubio detrás, lleno de cansancio, posiblemente de correr huyendo de los dueños de los coches.

- ¡Baji! Dios mío - me acerqué a ver cómo se encontraba, pero Chifuyu me hizo gestos de que no me acercase. Ambos conocíamos muy bien a mi mellizo, era una persona explosiva y brutal, no tenía miedo de llevarse a la gente por delante, aunque fuésemos cualquiera de nosotros.

- ¿Y Pachin? - se me ocurrió preguntar, al ver que no entraba nadie más por la puerta.

- Eso, ¿y Pachin, Draken? - soltó de pronto Mikey. En ese momento me arrepentí de mi propia existencia -. Cuéntale por qué no está aquí.

- No eres quién para decidir por él qué hacer, Mikey - sentenció el apelado, devolviéndole una mirada más dura que el acero -. Él decidió hacerse responsable de sus actos, debemos respetarlo.

- Lo abandonaste... lo abandonamos.

Empecé a juntar piezas en mi cabeza, como si de un puzle se tratase. Había habido una pelea, el resultado no había sido bueno, Pachin no estaba, "lo abandonamos"...

- Cielo santo, lo tiene la policía...

Decirlo en voz alta lo hizo real, hizo que Mikey se acercase a Draken, encarándolo. Todo daba vueltas alrededor mía. Era complicado de creer, ¿hasta qué punto se habían torcido las cosas? ¿Cómo habían acabado en ese punto? Me senté en el sofá más cercano y sujeté mi cabeza con las manos.

- Vete de aquí - mi hermano me agarró el hombro -. No quieres estar en esto. No es tu...

- Pachin es mi amigo - lo miré-. O, por lo menos, lo era.

- ¿Crees que fue lo correcto? - Mitsuya se giró en mi dirección.

Muchas veces había comentado mi sueño de ser abogada, muchas veces comentando en broma que estaría dispuesta a sacarlos de aprietos cuando se metieran en lío. Y era cierto, aunque al principio había sido para meterles miedo tras sus primeras peleas, había comenzado a leer cosas por mi cuenta, familiarizándome con la parte de menores. Sentí las miradas de todos sobre mi, sentí que cualquier cosa podía desatar una guerra interna. Tragué saliva, escogiendo bien mis palabras.

- Si no fue muy grave, sí. Entregarse y colaborar con la policía siempre ayuda a que te vean con buenos ojos.

- ¿Te pones del lado de Draken, _____? - Mikey se giró hacia donde estaba, su mirada me atravesó. De primeras, Mikey siempre lucía como un chico despreocupado, infantil, que no se tomaba en serio casi nada de su entorno. Pero la realidad era distinta, y sólo bastaba con verlo cabreado para darse cuenta de ello.

- No me pongo de parte de nadie, sólo comparto las cosas como son - suspiré. Así que la cosa iba entre Draken y Mikey. El primero optó por respetar la decisión de su amigo, de responsabilizarse por los actos que había cometido, y el segundo no. Sintió eso como una traición a su amistad -. Lo siento si no encaja en tu forma de verlo, Mikey, pero esta es la realidad.

No dijo nada, simplemente se quedó mirándome y luego salió de la casa, sin decir nada, sin despedirse. Después salieron el resto, dejándonos solos a mi hermano y a mi.

- No deberías de haber dicho nada, hermana - se sentó a mi lado, echando la cabeza atrás -. Ya estaban las cosas bastante tensas.

- Sólo intentaba dar una opinión externa... No sé casi nada del tema, pero me esfuerzo en aprender y seros de ayuda porque son mis amigos... O lo eran, antes...

La conversación no dio para mucho más, mi acompañante me dejó en el salón, sola y pensativa.

Toda la información daba vueltas en mi cabeza, intentando encajar. Shuji sabía que algo pasaría allí, y si él lo sabia, Kisaki también. Y algo me decía que estaban involucrados en tema. Saqué el papel que me había dado el rubio antes de despedirnos, "bueno, si están involucrados, es una buena forma de empezar a investigar".

Dejé el papel sobre la mesa, "le interesas". ¿Lo decía en serio, o era uno de sus juegos? Si era verdad, ¿yo sería tan despiadada como para usarlo en mi favor? ¿Me aprovecharía de él?

- Rayos, qué complicado es ser una buena persona - exclamé, echándome sobre el sofá.

¿Cómo rayos se supone que debo gestionar esto? ¿Debía avisarlos de la existencia de esas dos personas? ¿O era demasiado precipitado? No sólo Tokio, todo Japón estaba lleno de pandillas, lo mismo simplemente lo sabían de oídas, esas cosas corren como la pólvora, y crearía un problema de donde no lo hay.

¿Y Shuji? ¿Estaría bien? Kisaki había dicho que iba a cuidarlo, pero no me fiaba para nada de él, no después de haberlo abandonado en la calle. Lo mínimo, después de haberlo acercado a su casa, era cerciorarme de que estaba bien, y de que Kisaki ke había dicho que bebiese agua. Lo mismo vería un poco raro que le llamase en la mañana, lo mejor sería un mensaje.

"¿Qué tal la resaca?Ya me lo devolverás en otro momento ;). Nos vemos!." ¿Demasiado informal? No éramos amigos, pese a que nos habíamos mucho por una u otra razón en los últimos días. "Buenas noches, espero que mañana te encuentres mejor. No vuelvas a beber". ¿Demasiado seco? ¿Parecía que le echaba la bronca? A ver, en parte lo tenía merecido, pero si lo iba a leer en la mañana, con la resaca, lo mismo se lo tomaría mal. "¿Todo bien? ¡No te olvides de beber agua! PD: pesas mucho."

Ninguna opción me parecía la correcta para mandarla en ese momento. Me decidí por la última, ya que, si seguía dándole vueltas, no enviaría ningún mensaje. Rompí el papel en trozos y lo tiré a la basura.

Toda la situación me daba dolor de cabeza, así que me di un baño, lo más caliente que pude y me fui a dormir. Mañana recogía el té que, evidentemente, nadie había bebido.




POV ¿?

La casa estaba sumida en el silencio y la oscuridad absoluta. Sólo entraban pequeños brillos rojos, provenientes de los bares de la calle. Había pasado algún tiempo, pero aún esperaba el mensaje.

De pronto, mi móvil vibró, y no pude ocultar mi sonrisa. Lo abrí, la notificación venía de un mensaje de texto: "¿Todo bien? ¡No te olvides de beber agua! PD: pesas mucho."

Justo como lo había pensado.

Solté una carcajada, a lo que mi acompañante me gruñó, dándose la vuelta en el sofá donde dormía.

Era evidente que iba a caer en la trampa, la gente buena era demasiado fácil de engañar.

- Bienvenida al juego, Baji _____ .


Checkmate | HANMA SHUJI | TOKYO REVENGERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora