11 - Reunión.

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POV _____

Al día siguiente, volví a los entrenamientos del dojo. No quería entrar hasta que no hubiesen sanado mis heridas, era incómodo contar la historia, y no quería involucrar a mas gente en mis problemas (también conocidos como Shuji).

Estando allí me enteré de que Draken y Mikey habían hechos las paces y todo había vuelto a la normalidad, y me alegraba por ellos. Al parecer le novio de Hinata había tenido algo que ver. Esos dos tenían la manía de discutir y arreglarse cada dos o tres días, pero el tema de la última pelea trascendía solo de una riña entre niños, uno de sus amigos había ido a la correccional.

Terminé el entrenamiento, recogí mis cosas y me escaqueé antes de que llegase algún rubio a meterse conmigo u ordenarme limpiar. Me despedí desde la puerta y cerré.

Me sorprendió encontrarme en la puerta a tres personas. Me fijé en sus caras, pero no las había visto en mi vida. Eran claramente mayores que yo. Uno de ellos, el más bajito de los tres, tenía el pelo blanco y corto, los ojos violetas, y vestía un uniforme rojo, con un símbolo parecido a un yin y yang bordado; lucía sonriente y calmado. Los otros dos tenían pintas más feroces: el más alto tenía el pelo recogido en dos trenzas, a franjas rubias y negras, las facciones finas y la mirada felina, parecía aburrido. El último tenía el pelo rubio con mechas azules, y los lados rapados al cero, además de gafas. Los dos últimos portaban un uniforme negro.

- ¿Entrenas aquí? - me sobresaltó la voz del chico más bajito, que lo pregunto sonriendo.

- Eh... sí - respondí, pasando por su lado. "Qué miedo, esto se está llenando de gente peligrosa".

- ¿Y se entrena bien?

Los tres habían formado una fila detrás de mi, dejando al peliblanco un paso por delante. Los dos de atrás lucían feroces, pero no aportaban nada, sólo miraban callados, de vez en cuando cruzando miradas entre ellos. Mi interlocutor no cambiaba su expresión, sonriente y tranquila.

- Sí, bastante - respondí simplemente. No quería verme envuelta con más gente peligrosa, ya tenía bastante con un chico de metro noventa que me traía de cabeza.

- ¿Está Manjiro?

Me giré al oír el nombre de mi amigo. ¿Conocían a Mikey? Calculé la situación: tres personas, claramente de alguna pandilla, estaban delante del dojo, lugar donde vivía Mikey, y lo conocían, pero no lo llamaban por su apodo. Esto pintaba mal.

- ¿Mi...Manjiro? No - acoté. Rápidamente cambié mi actitud, no quería sonar demasiado seria y que descubrieran mi mentira. Evidentemente Mickey estaba dentro, lo había escuchado hablar con Emma de algo de la cena -. No está ahora mismo, ha salido a cenar con sus amigos. ¿Lo necesitas para algo...? - lo insté a decirme su nombre.

- Puedes llamarme Izana. Es una pena, quería hablar con él, pero bueno, otra vez será- la sonrisa falsa me empezaba a alterar. No había variado su expresión en ningún momento, sabía contenerse a la perfección -. Queríamos entrenar aquí, y quería su opinión al respecto... ¡Oye! ¿Y si vienes con nosotros y nos cuentas qué tal?

- No creo que lo necesitéis - solté repentinamente. La mirada de Izana cambió, entornando los ojos e inclinándola levemente. Mierda -. Tengo que irme, mi hermano me espera en casa para cenar - me excusé, la gente solía hablandarse cuando se mencionaba a los hermanos -. Adiós.

- Oh, ya veo. Cuidar de los hermanos es importante. No lo tengas esperando mucho - volvió a sonreír de la misma forma. Pasé la vista entre los tres, recordándolos bien. Los dos de atrás se mantenían impasibles - Buenas noches.

Se giraron antes que yo. Me quedé unos segundos en el sitio, sin moverme. Mi instinto de seguridad me decía que debía cerciorarme de que realmente se estaban yendo. Y, en cuando torcieron una esquina, seguí mi camino.

Checkmate | HANMA SHUJI | TOKYO REVENGERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora