Checkmate | HANMA SHUJI | TOKYO REVENGERS

23 - Prefacio.

- ¿Por qué tienes esa cara? - preguntó, mientras se comía un taiyaki casi que de un bocado -. Llevas rara desde hace un rato... ¿No te vas a comer eso? - señaló a mi almuerzo. Negué y se lo pasé, para que lo devorase a la misma velocidad que su comida anterior.

- ¿P-por... por qué has hecho eso antes? - desde que nos habíamos ido del pasillo de las clases, no había sido capaz de decir nada, mi cabeza se había bloqueado tras el beso.

- ¿El qué? - respondió mi acompañante, mientras se zampaba la última pieza de follo frito de mi bento. Le miré con dureza - Ah, ¿eso? Hm.. ¿no fue lo que hiciste tú el otro día? 

- ¡NO FUE LO MISMO! - levanté la voz más de lo esperado, haciendo que la poca gente que no se fijaba en nosotros nos prestase toda su atención -. Lo mío no fue en los labios...

- Oh, lo siento - fingió que le importaba -, ¿te estabas reservando para alguien más? Pensaba que tenía el derecho a que fuese el primero... - me miró con curiosidad, sus palabras iban medio en broma, medio en serio -. No he mentido cuando he montado el espectáculo arriba, _____. Iba a acabar diciendo que me gustas mucho, pero has tenido que interrumpir el discurso en el mejor momento...

- ¿Cómo?

- Que me has interrumpido en el mejor momento.

- No, antes de eso... ¿que yo qué?

Nos quedamos mirándonos durante unos segundos, él también comenzó a sonrojarse levemente. Dejó los restos del bento en la mesa, y se rascó la nariz, apartando la mirada de la mía. ¿Había dicho lo que creía que había dicho? ¿Que yo le gustaba? Y en el caso de que sí, ¿ahora qué? ¿Él me gustaba a mi? Era algo que llevaba rondando mi cabeza desde hacía varios días: cuando estaba con él, obviando mis nervios constantes, me lo pasaba bien, me gustaba mucho su compañía, a pesar de sus defectos. ¿Pero eso es que me gustaba? Nunca me había gustado una persona antes, o nunca había sentido lo que sentía por Shuji antes, más bien. Era la primera vez en mi vida que me encontraba ante esa situación, y no sabía como gestionarla. Pero la verdad es que últimamente me encontraba continuamente en el teléfono, hablando con él a todas horas, rezando en secreto porque apareciera en cualquier momento, aunque fuese una coincidencia de cinco minutos en la calle. Cuando estuve a punto de morir, pensé en él, lo vi sonriendo y fue parte de lo que me impulsó a seguir. Rayos, parece que ese sentimiento, en caso de que lo estuviera diciendo en serio y no fuese una broma de las suyas, era totalmente mutuo. ¿Y ahora qué?

- Que puede que me gustes, sólo puede - no lo dijo mirándome, seguía con la mano en la nariz, mirando hacia la dirección opuesta. "Qué lindo se ve así sonrojado...".

- Puede que tú a mi también, Shuji - reconocí. Me miró completamente colorado, la boca se le comenzaba a abrir de la sorpresa, yo sólo le miré sonriendo. ¿Y ahora qué? -. ¡Pero no vuelvas a hacer eso otra vez! ¡Casi me matas del susto!

- No puedo evitarlo, me gusta demasiado ponerte nerviosa, ¡te vuelves increíblemente linda! - rio, y luego nos quedamos quietos, mirándonos mientras sonreíamos como idiotas. Todo el miedo que tenía, todo el malestar que sentía en el cuerpo había desaparecido en ese momento. Estaba increíblemente feliz.

- Hubiese sido bonito tener esta conversación en un sitio que no fuese el comedor escolar - suspiré riendo -. Hay demasiados mirones, ¿no, Shiori?

Mi amiga, que se había ido acercando poco a poco de una forma poco disimulada se dio media vuelta y corrió en dirección contraria.

- A mi me parece un buen sitio - me miró de arriba a abajo -, me gustan los uniformes. Una pena que hoy no tuvieras gimnasia...

- ¿Siempre tienes que fastidiarlo todo, idiota? - le saqué el dedo corazón como respuesta. ¿Y ahora qué?, y el me guiñó un ojo como respuesta -. ¿Podemos hablar arriba? Donde tengamos más intimidad...