Checkmate | HANMA SHUJI | TOKYO REVENGERS

15 - Mi primer amor (II).

POV HANMA

- Es que sigo sin entenderlo - me desesperé, dando la decimoquinta vuelta a mi comedor. 

- Es por eso que no eres popular entre las mujeres, Hanma - me respondió la única persona que estaba conmigo-. Sólo tienes que ir a pedirle perdón, y prometer que no lo harás más. Listo.

- A ver que yo me aclare - me exasperé en el sofá -. Quiere un peluche, el peluche está trucado, le consigo el peluche dejando en su sitio a un clarísimo timador, ¡¿y el malo soy yo?!

- Sí, básicamente - Kisaki estaba totalmente sereno, al principio incluso se había reído con la historia -. Mira, está claro que no le gusta la violencia, ya me has contado eso. Supongo que al verte violento se asustó. Las mujeres son frágiles y delicadas, no puedes cagar a piñas a la gente delante de ellas.

- Oh, no, no, no puedes estar más equivocado - mi amigo enarcó una ceja y me miró -. No es frágil, yo la he visto defenderse de cuatro hombres que intentaron abusar de ella. No todo el mundo lo haría. La he visto plantarme cara a mi, y no hablemos de cuando me tumbó en el parque. No necesita tal protección, y algo me dice que ha visto la violencia de cerca en más de una vez.

- Sí, pero, amigo, lo ha hecho en defensa, nunca ha atacado de forma gratuita. Esa es la diferencia. Es es VUESTRA principal diferencia. No concebís la violencia para lo mismo. Que yo no digo que ninguna de las dos estén bien.

- ¿Entonces tengo que ir a pedirle perdón y ya?

- Llévale un peluche, como el que quería. ¿Qué fue lo que dijiste? ¿"Qué te doy si lo consigo"? - me imitó de la peor manera posible, y le respondí con una patada en la espinilla.

- ¿Por qué estás tan interesado en ella, de todas formas? - me parecía raro su insistencia en que hablase con ella, en que mantuviese una relación que no parecía beneficiarle en absoluto. Algo me estaba ocultando.

- Es una buena chica - se encogió de hombros -. Lástima que haya tenido que fijarse en ti, en gusto no va bien - rio -. Pareces muy alterado, y has cambiado desde que hablas con ella. Simplemente trato de ser buen amigo.

- Ya, y un cuerno. Aquí hay algo que no me estás contando.

- Quién sabe. Ya es la hora, vamos - se levantó y salió de mi piso, dando por zanjado el tema. Sabía que no merecía la pena volver a sacarlo de momento, así que lo acompañé a un encuentro "fortuito" de los nuestros.

Cogimos un tren y llegamos al centro del barrio, y deambulamos como quién no quiere la cosa hasta que encontramos nuestra presa. Estaba delante de una máquina expendedora. Era una figura alta y delgada, con el pelo en dos tonos: negro y amarillo, y un cascabel como pendiente. Tenía la mirada rota, dejaba ver que no estaba cuerdo en absoluto. Sonreí de lado, qué persona más interesante había escogido Kisaki para jugar.

- ¡Hola! Tú eres Kazutora, ¿me equivoco? - El apelado se dio la vuelta, sosteniendo una lata de cola en la mano. El flequillo le cubría la cara, y tenía un tatuaje de un tigre en el cuello . Agudizó la vista para fijarse en nosotros, con actitud desafiante-. Éramos parte de la ToMan, por eso te conocemos.

Tuve que hacer un esfuerzo enorme por no reírme, qué ocurrencias. 

- ¿Érais? 

- Sí - me acerqué a la máquina y me saqué una cola igual -. Man, esa gente apesta. Contaron el otro día cosas sobre ti, decían que tendrías que salir pronto y blablabla, pero fatal - me lanzó un puñetazo directo a la cara, pero lo frené con la lata -. Tranquilo, amigo, nosotros dejamos la ToMan por eso.