Checkmate | HANMA SHUJI | TOKYO REVENGERS

8 - Una ayuda.

POV _____

Había estado inquieta todo el día. No podía alejar de mi mente que algo iba a ocurrir en la zona industrial. No podía dejar de pensar que lo mismo Shuji estaba involucrado de alguna forma. ¿Por qué, si no era eso, me habría advertido de lo que iba a ocurrir?

Mi papel durante la mañana había sido el de contener a mi hermano para que no saliese de la casa. Era una cosa que habían preparado Draken y Mikey, junto a Pachin y Peyan y si no habían decidido involucrar a los demás capitanes, él no debería asistir, por mucho que estuviese disgustado con el tema. Al final entró en razón, y lo dejé en casa con Chifuyu mientras yo iba a trabajar. Realmente deseaba que el rubio hubiese podido mantenerlo cuerdo.

Agradecía tener un trabajo a medio tiempo que me alejase por un tiempo al día de la ToMan y de sus líos, y más agradecía aún que no hubiesen contado con mi hermano para esta ocasión.

Era difícil gestionar todo el asunto de la pandilla, de sus peleas nocturnas y sus heridas constantes. Cada noche que pasaba algo me quedaba despierta, esperando la vuelta de Baji, y luego, a regañadientes de él por supuesto, le curaba las heridas si traía. Era bastante desesperante no saber en qué estado volvería, por muy fuerte y buen combatiente que fuese.

El día de trabajo había ido bien, sin clientes demasiado molestos ni complicaciones innecesarias, pero estaba molida. Arreglé todo lo más rápido que pude para volver a casa, si el resultado de la pelea no había sido favorable mi mellizo estaría endemoniado y tocaría calmarlo, como a un niño chico.

Salí corriendo de la cafetería y seguí mi camino, hasta que me crucé con Shuji. Iba tambaleándose hacia los lados, caminado haciendo eses, con la mirada perdida, el flequillo hacia arriba, señal de que había estado haciendo de las suyas por ahí, y el cigarro que lo caracterizaba en la mano. No sabía descifrar su expresión.

- ¿Shuji? - pregunté, poniéndome en su camino para que parase. No pareció verme - ¿Estás bien?

Sus ojos se posaron de forma lenta sobre mi y soltó un suspiro largo. Se acercó más a mi y me miró desde arriba.

- Dios santo, apestas - dije, moviendo la mano delante de mi nariz. La mezcla entre la nicotina y el alcohol era nauseabunda. Seguía sin decirme nada, sólo mirándome, con la mirada entornada -. ¿Estás borracho? ¡Si eres menor! ¿El tinte te ha afectado a la cabeza y te ha dejado tonto o cómo?

Ante un comentario así se hubiese reído. O mejor, me hubiese contestado con un comentario sarcástico, o con alguna amenaza de violencia. Pero no me dijo nada.

- Me estás asustando, ¿todo va bien? - lo observé, no parecía tener ninguna marca de peleas, simplemente habría salido a beber por ahí y se le habría ido la mano.

Pareció tambalearse, y en uno de los vaivenes lo agarré, poniendo su brazo sobre mi hombro. No tenía tiempo para cargar con un borracho, tenía que llegar a casa y ver cómo había ido todo. Aún así, él me había ayudado en dos ocasiones en las que yo había estado en problemas, y le debía un favor. Lo cargué sobre mi como bien pude y lo llevé a su casa. Al agarrarlo pude notar que, pese a su apariencia delgada, estaba plenamente en forma.

Al llegar lo recosté sobre la puerta y le quité el cigarro que llevaba medio colgando de la boca, ¿cuándo lo había puesto ahí?.

- Dame las llaves, tengo que abrir.

No obtuve respuesta.

- Cielos, no lo hagas más difícil, ¿Cómo has acabado así? Esto es patético - esta vez si que pareció que sonreía de lado.

- ¿Por qué no las buscas? - respondió medio divertido, levantando las manos e intándome a que le palpase el cuerpo. Rodé los ojos.

- No tengo tiempo para esto, Shuji - sentencié -. Tengo que volver a casa, agradecería que me lo pusieras más fácil, o te dejaré durmiendo en el portal.