¡No me jodas, Baji! || Baji Keisuke x OC

Capítulo 2: Malentendidos.

[ MIYAMURA ]

—No puedo creer que me hicieras hacer esto —se quejó Baji y seguido se cruzó de brazos.

Nos encontrábamos en el estacionamiento del complejo de apartamentos donde yo vivía.

—No tardaré nada —dije para luego entrar yo misma al edificio y subir las escaleras.

Le pedí a Baji que me esperara fuera del lugar, intenté apresurarme lo más que pude y abrí la puerta de mi apartamento. Rápidamente me dirigí a la cocina para tomar una bolsa, después fui directo a mi cuarto. Abrí mis cajones y tomé una buena cantidad de ropa, mi cargador y mi laptop.

Dejé de meter la ropa en mi mochila cuando escuché un golpe seco y ahogué un grito, ¿qué demonios había sido eso?

—¡AY, NO! —fui corriendo directo a la sala y afortunadamente no había nadie.

Salí al pasillo del complejo y ahí estaba Baji, tenía el pie puesto sobre la barbilla de un hombre de mediana edad que se encontraba en el suelo.

—¿Qué pasó? —dije algo alterada.

—Cállate —habló él y ejerció presión sobre el cuello del sujeto—. Ahora tú contéstame, basura.

El hombre se quejaba y estaba sudando, me miró un momento y su rostro me resultaba algo familiar, pero no lograba recordar quién era.

—Contéstame —ejerció más presión en él.

Yo estaba asustada, no sabía qué demonios pasaba.

—¿Te parece gracioso husmear en el apartamento de una chica? —dijo pateándolo.

Mi respiración se agitó.

—Discúlpate si no quieres que te haga mierda la cara ahora —lo jaló del cabello y el hombre derramó unas cuantas lágrimas—. Dije que te disculpes, no escucho que lo hagas.

—¡L-Lo siento muchísimo! ¡Jamás volveré a hacerlo! ¡Señorita Miyamura, discúlpeme! —gritoneó el tipo.

—¿Cómo sabe mi nombre? —fue lo único que atiné a decir.

—S-Soy su vecino de arriba... Lo lamento mucho, de verdad —habló desesperadamente y luego se dirigió a Baji—. ¡No volveré a hacerlo, pero sólo déjame ir, muchacho!

Baji sonrió.

—¿Entonces sólo dejarás de hacerlo porque quieres que te deje ir? —dijo burlón— Sí que eres un asco.

Baji lo soltó del cabello, pero luego le propinó un puñetazo en el estómago que lo hizo escupir sangre.

—Espera un momento... —hablé en voz baja.

¿Mi vecino me espiaba? ¿Desde cuándo? La cabeza me daba vueltas, me sentí bastante expuesta, con mucho asco y rabia también.

—¿Qué hacemos con él? Tú mandas, Miya —era la primera vez que Baji me llamaba por mi nombre.

Escuché unos pasos detrás de mí, era el dueño del complejo, el señor Yamamoto.

—¡Señor Yamamoto! ¡Ayúdeme! —gritó mi vecino levantándose.

—Ya va de víctima —se burló Baji.

—¡¿Qué demonios pasó aquí?! —preguntó el señor Yamamoto.

—Su inquilino está molestando a esta chica —habló Baji—. Le sugiero que lo eche a la calle antes de que haga algo peor.

—¿Algo peor? Yo a quien veo mal es al señor Takeda, está sangrando —contraatacó Yamamoto mientras ayudaba a levantarse a mi vecino.