¡No me jodas, Baji! || Baji Keisuke x OC

Capítulo 17: Cumpleaños.

[ BAJI ]

Me levanté con el peor humor por la mañana, me había despertado un montón de ruido, más específicamente un montón de malditas voces. ¿Quién en la vida hacía tanto ruido a las putas nueve de la mañana? ¡Necesitaba dormir más!

No pude evitar prestarle más atención al ruido, luego de un rato me di cuenta de que estaban cantando, ¿qué estaba pasando aquí?

Salí de la habitación y me dirigí al lugar de donde provenía el sonido: la habitación de Miya.

—¡Ya estás más vieja! —escuché que dijo Smiley.

—Es como los vinos, entre más vieja... mejor —soltó Emma.

—Feliz cumpleaños, Miya —le escuché a Hina decir.

¿DIJO CUMPLEAÑOS?

Corrí de vuelta a mi cuarto y tomé mi teléfono, rápidamente fui a ver su perfil para poder revisar la fecha de su cumpleaños. Lo corroboré al instante: 21 de octubre, era hoy. Vi que Draken caminó por el pasillo y al instante lo jalé fuertemente del brazo para meterlo en mi cuarto.

—¿Por qué la violencia? —me miró mal.

—¡Ella está de cumpleaños!

—Sí, lo sé, justo iba a desearle buen día —me dijo—. Deberías hacer lo mismo, idiota.

—¿Cómo es que todos lo sabían menos yo?

Él se burló de mí.

—Lo estuvimos hablando cuando estabas en tu puta partida el lunes —se cruzó de brazos.

Puse una cara de preocupación tremenda.

—¡Necesitamos ir al centro comercial! —dije rebuscando mi billetera entre mis cosas.

—¿Ah? ¿Ahora? ¿Y para qué?

—Porque tengo que comprar unas cosas que necesito para... —empecé a decir— para mí.

—¿Le vas a comprar un regalo a Miya? —preguntó Mikey desde la puerta.

—¡Cierra la boca! Pareciera que te esfuerzas en ser un hijo de puta ruidoso —lo amenacé.

Maldito idiota, ¿cuál era la necesidad de gritarlo tan fuerte? Al instante lo jalé hacia adentro y cerré la puerta detrás de él.

—Oye, esto me recuerda a esa vez que le compré a Emma ese oso de peluche —se burló Draken—. Mikey, ¿acaso disfrutas de ser un idiota indiscreto cada que hay fechas importantes?

—Pues claro, ¿quieres ver? —preguntó Mikey retadoramente— ¡Oye, Miya!

Draken y yo le cubrimos la boca.

—Eres un dolor de huevos —lo insulté.

Él y Draken se echaron a reír.

—De acuerdo, no insistas más —sonrió Mikey—. Ahora mismo voy a preguntarle a Miya qué quiere de regalo y vendré a decirte.

—¿Eres idiota? Yo no iba a comprarle nada —me excusé—. Voy al centro comercial por otra cosa.

—¿Y para qué necesitas que Kenchin te acompañe?