¡No me jodas, Baji! || Baji Keisuke x OC

Capítulo 24: Ganador.

[ BAJI ]

Miya tenía que devolver el libro que había pedido prestado en la biblioteca, así que ahora mismo estábamos allí, el lugar era gigantesco y bastante elegante. Nos aproximamos al encargado, el cual rápidamente le sonrió a ella, se veía bastante apurado marcando un montón de libros.

—Muy a tiempo, ¿me dices el código? —le pidió él.

—Por supuesto, es 571844 —respondió Miya.

—Ya lo marco como entregado —respondió el tipo tecleando algunas cosas—. Gracias, Miya.

—Gracias a ti.

Ambos salimos de la biblioteca y de pronto Miya comenzó a caminar más apresuradamente.

—¿Ahora a dónde vamos? —pregunté siguiéndole el paso.

—¿Vamos? Me suena a que sobra alguien en esa oración —se burló.

—Hoy no te vas a librar de mí, seré tu compañero todo el día —la amenacé en una enorme sonrisa.

—Eres un distractor del peor de los tipos, así no podré poner atención —soltó una risa.

Llegamos al segundo piso y algunas personas estaban entrando a un salón. Miya y yo apresuramos el paso, pero pronto Tanaka apareció a mi derecha intentando adelantárseme.

Yo caminé más rápido de forma que lo rebasé, pero luego él se me adelantó, así que volví a rebasarlo. El idiota esta vez me rebasó a mí y luego comenzamos a rebasarnos el uno al otro hasta que terminamos corriendo en una competencia por ver quién llegaba primero.

Para cuando llegamos a la puerta ya estábamos empujándonos y forcejeando.

—Ridículos —se burló Miya y entró al salón sin hacernos mucho caso.

—Cuídate las espaldas, cejas de azotador —me amenazó Tanaka.

Abrí bien la boca y Miya se echó a reír.

—Desgraciado —refunfuñé en voz baja.

Una mujer —al parecer era la profesora— iba a entrar al salón, pero se detuvo en seco al verme. Tendría aproximadamente cincuenta años y era más alta que la profesora anterior.

—¿Y usted quién es?

—Baji Keisuke, para servirle —le contesté—. Espero que no le moleste tener un oyente el día de hoy.

Ella me miró atentamente.

—Soy la maestra Minagawa —me dio un apretón de manos—. ¿Sabes algo? Hoy nos viene bien un oyente, ya verás, tengo un trabajo para ti.

—Gracias, Minagawa —sonreí.

—Igualado —me acusó Miya al escuchar que no la llamé profesora.

El salón era igual que el anterior en el que estábamos, así que subimos las escaleras hasta sentarnos en los lugares que se encontraban en el nivel más alto. La pared estaba atrás, así que podíamos recargarnos cómodamente.

—No me gusta estar aquí sentado, así no me luzco frente a todos —dije de mala gana.

—Puedes irte a la primera fila y por mí está perfecto —respondió Miya burlonamente.

—¿Y dejarte a la deriva para que cualquier compañero venga a hacerse el lindo y ayudarte? —le dije— Ni hablar, es trabajo mío ser tu perro el día de hoy.

—¡Baji! —ella me miró con una expresión divertida.

—¿Y qué vamos a hacer en esta clase? ¡Empecemos! ¡Estoy motivado! —hice una seña con las manos.