Capítulo 21

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Narra Mew:

Las cobijas estaban frías, el sofá era tan estrecho para mi cuerpo que dormir aquí era incómodo y hasta un punto doloroso.

Entre el sueño y la realidad yo luchaba por encontrar las fuerzas de levantarme y acomodar los cojines que me quitaban espacio. Ni siquiera podía extender mis piernas, y para variar las cobijas no tapaban mis pies. Harto ya de dormir cinco segundos para luego despertar por el malestar y seguir así en un vaivén del cual el cansancio no me dejaba escapar, tomé al fin la decisión de levantarme y dejar de luchar creyendo que podré conciliar el sueño en el décimo quinto intento. Arrastré las mantas y almohadas hasta la puerta de Gulf, si él había cerrado con seguro quería decir que no aceptaba ningún tipo de intento mío por acercarme a él, pero si estaba abierta...era casi una invitación...¿Verdad?

Al girar el pomo de la puerta esta se abrió sola soltando un chirrido, la pequeña abertura que se creó era suficiente para permitirme ver el bulto enrrollado en una cobija de felpa blanco.

Tentado por la curiosidad de saber cómo dormía Gulf en la comodidad de su cama, me abrí espacio empujando la puerta y caminando hasta sentarme a un lado del colchón. Él se encontraba profundamente dormido, lo cual era notorio por el aspecto de su rostro aplastado contra la almohada que dejaba sobresalir sus mejillas y labios rosados un poco hinchados.

-Eres hermoso.

Susurré en el silencioso aire de la madrugada mientras acariciaba su rostro con mis nudillos. Su expresión no mostraba del todo serenidad, el ceño estaba levemente fruncido y parecía hacer un mohín con su boca. ¿Será que él tampoco está logrando descansar?

Me acerqué más y planté varios besos alrededor de su frente intentando alisar ese ceño, sin embargo el olor a su alrededor desvió mi propósito, porque era ese olor sutil que siempre cargaba con él, solo que ahora entre sus sábanas se sentía mucho más fuerte, lo suficiente como para hacerme descubrir por fin de qué se trataba...almendras. Talvez él usaba algún tipo de loción en las noches, porque en el día ese olor era casi imperceptible.

Al tener mi rostro a un lado del suyo nuestros alientos se mezclaron junto a la fragancia de las almendras, creando así un ambiente que con los segundos se volvió cálido. Pude notar que su expresión se relajaba, entonces tomé atribuciones y alcé las cobijas para introducirme entre éstas y el colchón, junto a su cuerpo caliente a diferencia del mío.

Somnoliento Gulf pasó un brazo por sobre mi pecho en un acto que ablandó mi corazón y me dió la oportunidad de atraerlo para rodear su cintura. Ahora que estábamos juntos, ambos podríamos dormir cálidos y seguros, lo que había sido mi propósito desde el principio de la noche.

Cerré mis ojos listo para dormir tranquilamente envuelto en su cálido y embriagante aroma, pero el peso sobre mi abdomen bajo me hizo abrir los ojos asustado. Solo cuando lo sentí fue que pude recordar el por qué era tan peligrosa la idea de dormir alado de él, no para él, sino para mí...el que hizo la promesa de esperar.

Me abofetié mentalmente por ser tan débil. Esta era la primera prueba de mi resistencia, y no podía ser que solo su pierna...específicamente su ancho muslo descansando sobre mi ombligo, sea la sensación suficiente para no soportar el deseo.

-¿Por qué le dije que podría esperar?

Bueno, tampoco es como si hubiera tenido la opción de negarme después de ver la ilusión con la que me hizo esa pregunta. Además, el negarme no haría que exista otra opción, si él no quería tener sexo...no me quedaba más que esperar, pero talvez no debí ser tan suave con él.

Me atreví a girar mi rostro para ver el suyo descansando junto al mío en la misma almohada. ¿Por qué sus labios tenían que ser tan seductores? Mi respiración se había agitado de un momento a otro, y apartarlo en este momento era un caso perdido...se veía al fin serenamente dormido.

Sálvame (MewGulf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora