¿Qué ha pasado?

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Capitulo I

¿Qué ha pasado?

EMILY HUNTER

El tiempo ha pasado, soy una mujer completamente diferente a aquella niña que hace siete años se subió a aquel avión militar que le cambiaría la vida.

Les voy a decir que ha pasado desde la última vez que supieron de mi, lo cual fue hace varios meses.

Mi carrera como modelo ha sido un éxito total, la gente me ama. Las marcas cada vez me buscan más y más, hace un par de días Jack hizo su primer desfile, su debut como diseñador, y adivinen ¿Quién fue su modelo principal? Si, fui yo.

Fue algo que me emocionó mucho la verdad, había modelado para su marca antes, pero esta vez era especial, era su PRIMER desfile. Yo abrí y cerré el show. Fue todo mágico, ya que lo planeamos por semanas. Alicia también participó, aunque no se si fue mi idea o esta enojada conmigo porque no la escogieron para cerrar o abrir el show.

Como sea, sigamos, días después de la premier de Adrik fuimos por Mia, obviamente no la iba a dejar con el señor que dice ser su padre.

Habíamos estado buscándola por meses, debo admitir que la base de datos del orfanato esta muy bien protegida. La encontramos en Morelos, en uno de los barrios más pobres. Su padre estaba borracho y ella escondida, temblando de miedo con algunos moretones en los brazos y el labio roto, estaba muy delgada y pálida.

Al principio no me reconoció, pero si a Jack, él la saco de el armario donde estaba y la llevo a la camioneta, mientras que yo me encargaba del desgraciado que se había atrevido a pegarle. No lo mate —ganas no me faltaron— pero Dylan no me lo permitió, aunque si lo dejamos un tanto adolorido, y digo dejamos porque Gabriel al ver el estado de la niña se enfureció tanto o incluso más que yo. Repetía una y otra vez que debimos haberla encontrado antes. Le molesto mucho como la hallamos.

Después de eso durante el camino de la casa a el aeropuerto Mia se quedó dormida. Despertó a medio camino solo para comer algo, aunque claro, solo dejo que Jack se le acercara y se volvió a dormir.

Ya en la mansión de Londres el doctor de confianza —un señor de unos cincuenta y tantos años muy amable— estaba esperando para revisar a la niña y curar sus heridas.

Al parecer el viaje, el rescate y todo eso la agotó pues se volvió a quedar dormida rápidamente. La lleve a la habitación que habia prepara para ella. Al otro día por la mañana se levantó sin saber donde estaba, lo cual la asustó y se puso a llorar.

Al escucharla llorar salí a verla, la tome en mis brazos y empecé a cantarle al oído la misma canción que el día del operativo. Al parecer la reconoció, me reconoció y se tranquilizó. Para estos momentos no sabía quien de las dos estaba más feliz de ver a la otra, si ella o yo.

Le enseñé la casa, ella se sorprendió al ver la piscina, el patio —donde habíamos mandado a poner juegos infantiles—, la sala de juegos pero lo que más le gusto fue la sala de cine. Empezó a conocer a los chicos, se hizo muy unida a Gabriel, una sorpresa para todos al ver que el disfrutaba parar tiempo con ella jugando o en la sala del cine.

Por el momento habíamos decidido mantenerla alejada del ojo público, ni siquiera Alicia sabía de ella, tomaba clases en la mansión con un profesor particular que aparte de las materias básicas le enseñó el idioma ingles.

Siendo IdiotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora