Capítulo 6

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David pdv:

Cuando me desperté de la siesta, la vi a Laila leer un libro tranquilamente, así que bajé a revisar su habitación.

Cristian me llamó, para decirme qué faltó a dos sesiones y que la revise por si se había cortado o había vuelto a tomar. Pero no le siento ningún olor a alcohol y la bañé para revisarle el cuerpo, y no tenía nada, ni cortaduras, ni chupones, ni marcas de ningún tipo. Algo tiene que ser...

Tiene dos chats borrados en su celular y uno es con un tipo. Confío en ella, pero ahora está demasiado rara. Ya no sé que hacer, ni como cuidarla. Es verdad que hay semanas que necesitaba su espacio y se iba. Pero es la primera vez que parece literalmente otra persona. Siento que ni siquiera la conozco... y mi preocupación solo aumenta.

Cara*jo, no quiero que le pase nada malo o se haga mal con algo...

Ya es la segunda vez que le reviso la habitación esta semana y ni sé dónde buscar. No hay muchos lugares donde puedas esconder botellas. La última vez la puso debajo de la cama, pero no hay nada.

Miré su escritorio y vi una tarjeta encima.

¿Qué hace su tarjeta de las compras acá? Ni siquiera está comprando nada.

La agarré y la miré...

¡¿Qué cara*jo?!

NO.

NO.

NO.

CARA*JO.

QUE NO SEA LO QUE ESTOY PENSANDO.

Le pasé el dedo y tenía todo polvo blanco en el borde.

No quería hacerlo, quería confiar en ella, pero lo probé.

CARA*JO.

¿QUIÉN LE VENDIÓ?

Empecé a revisar todos los cajones, con desesperación. Levanté el colchón. Revisé las almohadas y los peluches. Empecé a sacar toda la ropa del armario hasta que un paquetito de coca cayó al piso.

Lo agarré con bronca y me lo guardé en el pantalón.

¿CÓMO PUEDE SER QUÉ NO LO VI ANTES?

Seguí tirando toda su ropa al piso, para ver si caía algo más, pero no caía nada.

Fui hirviendo arriba y la miré bien.

Soy un idio*ta... No puedo creer como no me di cuenta. No come ni la mitad de lo que comía antes y tiene el doble de energía. De algún lado la tenía que sacar.

Le tiré su estúpi*do libro al piso. Me saqué el cinturón y me di cuenta de que me temblaban las pu*tas manos.

¿Cómo pude ser tan estú*pido?

No se le va a ocurrir consumir más después de hoy.

La di vuelta rápido y al segundo le bajé todo.

—¡¿QUÉ MIER*DA HACES?! —Me gritó, pero la ignoré. No tiene ningún derecho a gritarme.

Ella sabe muy bien lo que hizo y que se merece por eso.

La agarré bien fuerte de la pierna, para sostenerla y empecé a golpearla sin descanso, con toda mi fuerza. Se que odia el cinturón y le da miedo, pero así va a aprender, esto no puede pasar de vuelta. Mi mujer no se va a hacer una drogadicta de mier*da.

—¡PARÁ! AAHH SOLTAME NO AHH NO, NO HICE NADAHH SOLTAAAHH. —Empezó a llorar y se quería salir de mi agarre. —SOLTAAAA AHH CAP AHH CAPUCH AHH PARAA AHH —Fui más rápido y más fuerte así no llega a decir las palabras, pero me costaba y a mi también me dolía —CAPUCHINO DE AHH AH VAI AHH VAINILLA ¡SOLTAAAA! —Cuando la escuché terminar de decir la palabra de seguridad tuve que parar.

Los fantasmas del pasado (Mi Decisión III) +21✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora