Celo

358 23 1
                                    

—Buen día, corazón —lo saludó su esposo, sorprendiéndole por la espalda, dejándole un beso en la mejilla antes de dirigirse a la cocina. 

Y Hoseok tuvo que morderse el labio cuando vio a su azabache caminando, vistiendo simplemente una de sus camisas grandes y meneando las caderas con elegancia natural. En su estómago se encendió una fuerte llama y su lobo le gruñó apenas. 

Jungkook controlaba que los fideos no se pegaran tarareando una canción, mientras que Hoseok, en la otra esquina de la cocina, cortaba unas cuantas verduras para hervir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jungkook controlaba que los fideos no se pegaran tarareando una canción, mientras que Hoseok, en la otra esquina de la cocina, cortaba unas cuantas verduras para hervir. La tarea cada vez se le hacía más complicada, cuando sentía que un calor le consumía por dentro y el aroma de su esposo le estaba llegando hasta las entrañas. A duras penas lograba cortar bien el almuerzo, pero el cuchillo amenazaba con caerse de sus manos y temía poder lastimarse. Giró la cabeza para mirar por sobre su hombro a su omega, que bailaba meneando las caderas y la cabeza al compás de la melodía que cantaba entretenido. 

Por la mierda, voy a morir aquí. 

Con la poca cordura que le quedaba regresó la vista a las verduras, terriblemente mal cortadas y esparcidas por doquier. Se tomó unos segundos para respirar profundo, pero el delicioso aroma de su omega parecía estar llamándole para que pecara de la peor manera posible. Luchando por no dejar salir a su lobo, cerró los ojos e intentó tranquilizarse, siendo esto inútil cuando su esposo se acercó a donde él para tomar la sal de uno de los estantes más altos. Sus oscuros ojos marrones, ahora un poco grisáceos por la presencia de su lobo, viajaron de arriba a abajo por el cuerpo de su pareja. 

A la mierda las verduras y el almuerzo. 

Con brutalidad acorraló a Jungkook contra la mesada, mirándolo fijo a los ojos, tomándolo por sorpresa. 

—Amor, qué…

Omega —susurró su lobo por él, acercándose despacio al cuello pálido y descubierto de su esposo, mientras sus manos subían por las piernas desnudas y firmes del azabache—, hueles muy bien. 

—Alfa… —jadeó más su lobo que él, mostrando el cuello y dejándose inundar por el fuerte y delicioso aroma del castaño. 

Te necesito, ahora. 

—Mmh. 

Hoseok miró a su esposo a los ojos, deseoso por tener el permiso para tocarle. Ahí mismo, en la cocina. Sus manos: subiendo seductoras por la marcada figura del omega y las de éste, apenas posándose sobre sus pectorales. 

—Alfa, tómame. Déjame ayudarte. 

El castaño gruñó enseguida, abalanzándose sobre los labios de su pareja, para besarle con fervor y lujuria. El calor que le consumía por dentro ya era insoportable y sólo quería arrancarse la ropa a zarpazos. Jungkook actuaba por instinto, aunque aún un poco asustado, de que por el estado de su esposo saliera lastimado. Sin embargo Hoseok fue cuidadoso, y una vez que le marcó el cuello con círculos morados y rosados, bajó derecho hacia su vientre, poniéndose sobre sus rodillas. El alfa inhaló profundo, el lugar donde el aroma a leche se concentraba un poco más. 

𝕌𝕟 𝕓𝕖𝕓é 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕖𝕝 𝕚𝕟𝕧𝕚𝕖𝕣𝕟𝕠- ♡HK♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora