Hoseok despertó con el ceño fruncido y molesto, cuando patadas y manotazos le golpearon la espalda a medianoche.
¿Qué es lo que le está pasando?
Jungkook se removía inquieto y molesto en la cama, buscando una posición cómoda para descansar tranquilo; pero el calor que golpeaba su cuerpo era insoportable y no quería siquiera pensar en el dolor de espalda y cabeza. El omega lloriqueaba y se movía lado a lado, liberando feromonas agrias mientras, inconscientemente, golpeaba a su esposo que ya estaba tan despierto como él y hacía que su lazo se tensara cada vez que al alfa le golpeaban las olas de molestia en el pecho. Hoseok encendió su lámpara al lado de su cama y se recostó sobre su codo para observar mejor a su esposo. Le tocó un brazo con delicadeza y le acarició con cuidado, mientras intentaba despertarlo.
—Jungkook, despierta. Nene, arriba.
—¡No, no! —chillaba el omega con la voz entrecortada.
—Jungkookie, mi conejito, despierta, despierta —le susurró preocupado el mayor sacudiendo un poco más su brazo.
El omega abrió los ojos, húmedos y rojizos por el llanto inminente, volteándose despacio para ver a su esposo a la cara. Hoseok sintió que el pecho se le cerraba y su lobo comenzó a gemir con tristeza.
—Mi vida, ¿qué sucede? ¿Te duele algo?.
Jungkook buscó la mano de su mayor para sujetarla fuerte.
—Hobi, no me siento bien. Me duele el cuerpo, la espalda y el pecho. Tengo mucho calor, estoy asfixiado.
Hoseok posó su mano sobre la frente de su menor. Tenía un poco de temperatura y su piel estaba perlada por el pequeño sudor que hacía que sus cabellos se pegaran en su frente. Ayudó a su esposo a destaparse y luego le desprendió algunos botones de la camisa, sin embargo el omega seguía molesto e incómodo. El alfa se fijó en la hora que marcaba el reloj de la mesita, eran las cuatro y media de la mañana y tenía tanta molestia en el pecho que dudaba de que podría volver a dormir. Su omega lo necesitaba y si eso significaba que debía quedarse despierto, entonces lo haría.
—¿Quieres que te traiga agua, mi vida?
—No —respondió con la voz entrecortada—. Quiero que te quedes conmigo. No sé lo que me está pasando, pero me siento dolorido, alfa —lloriqueó.
Hoseok no dijo más, limitándose entonces a envolver a su esposo entre sus brazos, ya sentados en la cama.
—Lo sé, amorcito, lo sé. Pero estamos juntos y yo voy a cuidar de ambos, ¿de acuerdo?. Respira profundo, mi nene y deja que hyung cuide de ti.
El omega, ahora sintiéndose más contenido, logró calmarse un poco y cerrar los ojos por unos minutos. Inhaló profundo, llenando sus pulmones del delicioso aroma de su alfa, y restregó apenas su nariz sobre el cuello moreno. Se dejó hacer y besar, aún cuando su cuerpo dolía por ninguna razón y la cabeza le daba vueltas.
—¿Dónde está mi cachorro? —preguntó Siwon al joven alfa castaño que les atendió en la puerta.
—Está en la habitación, no ha querido moverse.
Los Jeon no tardaron en desaparecer de la vista de Hoseok, que les siguió por detrás con el corazón latiendo veloz y fuerte contra el pecho. Su Jungkook estaba semi sentado en la cama matrimonial, con las manos sobre su pequeño vientre y las piernas tapadas por las finas sábanas, mientras miraba, sin prestar mucha atención, la televisión.
—Jungkookie, pequeño —le llamó su madre desde la puerta.
Una sonrisa pequeña se dibujó en los labios del azabache y su lobo ladró hacia sus mayores. Sus padres se sentaron en el borde de la cama y en el suelo, ambos buscando tomarles sus delicadas manos.
—¿Qué te sucede, mi cachorro? —preguntó su padre con cierta ansiedad.
—¿Te duele el vientre, mi amor? —le siguió su madre.
—Un poco, es molesto y no puedo dormir, no encuentro una posición cómoda y la espalda me duele.
—¿No puede tomar una pastilla? —preguntó el alfa a los mayores, ganándose un fuerte gruñido por parte de su suegro.
—No, puede lastimar a su bebé —aclaró el mayor de los alfas.
Hoseok asintió sumiso con la cabeza, consolándose cuando su esposo le regaló una débil sonrisa.
—¿Querrás tal vez que te prepare algo, pequeño? —preguntó su madre— ¿Un té?.
—Mmh sí me gustaría un té, Omma —respondió el menor con las mejillas coloradas.
Los padres de Jungkook se habían ido hace poco, éste aún estaba en la cama y Hoseok se encontraba terminando con la limpieza de la cocina. Mientras tanto, discutiendo y meditando junto a su lobo, cayó en cuenta de que tal vez su esposo se repondría con mimos y besos. Su Jungkook siempre fue un mimoso de primera y hasta ésta altura del día se daba cuenta de que tal vez lo que su omega quería no era nada más que su atención. Sin pensárselo más detuvo todo su accionar para enjuagarse las manos y dirigirse con prisa hacia su habitación.
Quizás todavía esté despierto.
Y dicho y hecho, su omega estaba en la misma posición de esa mañana, con la cara larga mientras acariciaba su vientre con delicadeza. Jungkook volteó la cabeza al percibir el aroma fresco de su alfa, sonriendo apenas cuando ingresó en la habitación y se quitó la ropa en un abrir y cerrar de ojos, para luego adentrarse en las sábanas y sentarse a su lado.
—¿Terminaste, corazón? —le preguntó mirándole con un brillo opaco en sus ojos de ciervo.
—No, pero hasta ahora me doy cuenta de que lo que necesitas es nuestra atención, omega mío —respondió con sinceridad el mayor, regalándole una dulce sonrisa acorazonada.
A Jungkook se le cristalizaron los ojitos y el corazón de Hoseok dio un vuelco al ver a su omega así. Lo abrazó entonces, liberando de sus feromonas y permitiendo que el menor escondiera su rostro en su cuello. Le susurró palabras dulces y tranquilizadoras en el oído, acariciándole el cabello con la yema de sus dedos y dejando unos ruidosos y pequeños besitos sobre su cabeza.
—Yah, mi príncipe omega, lamento haberme dado cuenta tan tarde. La verdad es que todo esto es nuevo para mi y a veces me cuesta entender lo que te sucede. Trato de ser comprensivo pero deberas que a veces termino confundido y…
—Shhh, ya bésame, alfa —le pidió su esposo con la voz quebrada.
Hoseok sonrió con las mejillas calientes y sin perder más tiempo se dedicó a acariciar esos labios finos y rosados de su esposo con los suyos. Lento y suave, dulce y cuidadoso, el alfa se encargó de humedecer la boca ajena hasta dejarla rojiza e hinchada; susurrándole palabras entre beso y beso y acariciándole la barriga con la yema de los dedos, provocando que su omega finalmente libere de su dulce y delicioso aroma. Ese que Hoseok quería oler hasta el final de sus días.
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𝕌𝕟 𝕓𝕖𝕓é 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕖𝕝 𝕚𝕟𝕧𝕚𝕖𝕣𝕟𝕠- ♡HK♡
أدب الهواةLuego de una erótica, divertida y muy plancentera luna de miel en Hawaii, un bebé no hace mal, ¿verdad?. -.♡.- Donde Hoseok y Jungkook experimentan el primer embarazo del menor, con todos sus sentimientos nuevos, mareos, antojos, deseos, llantos, ri...