Las puertas del ascensor se abrieron haciendo ese típico ruido de timbre cuando el alfa castaño finalmente llegó a su hogar. Tras soltar un suspiro se quitó el tapado negro y lo colgó en el pequeño perchero de la pared; se quitó el cubrebocas y a continuación, prosiguió a sacarse los zapatos negros y brillantes para cambiarlos por sus cómadas y calentitas pantuflas. Con las hojas del reciente examen de sus alumnos de la secundaria de último año bajo el brazo, caminó con calma por el hall hasta llegar a los pequeños peldaños de la esquina. La sala, extrañamente olía a sus feromonas, que se sentían a propósito, más frescas que de costumbre. Hoseok dejó las hojas y su portafolio sobre la primera mesita ratonera que encontró, sonriendo entonces cuando al alzar la vista encontró a su esposo durmiendo plácidamente en el sofá grande. Jungkook estaba cubierto por una colcha no tan gruesa, encogido como un cachorro y Hoseok estaba más que seguro de que sus brazos se encontraban cubriendo su vientre plano bajo la oscura manta.
Su esposo se veía tan dulce y pequeño desde allí, que el alfa ronroneó para sus adentros al sentir su lazo tan tibio y sereno. Con cautela, se acercó al sofá y se arrodilló frente al rostro de su omega para dejarle un besito tímido en la cabeza. Le daba pena despertarlo, pero debían ir a su primera clase de yoga enseguida.—Jungkookie… mi nene… —le susurró con voz dulce, acariciándole las oscuras hebras con la yema de sus dedos.
El omega comenzó a moverse despacio y luego abrió los ojos con pereza.
—¿Amor? —llamó el azabache con la voz ronca, el ceño levemente fruncido por el desconcierto, los ojos aún pegados y los labios formando un mohín.
—Aquí estoy, mi vida bonita.
—¿Cuándo llegaste? ¿Hace mucho? —preguntó el menor soltando un pronunciado bostezo mientras se refregaba el ojo derecho con su puño.
Tan tierno y adorable.
—Recién, amorcito. Y lamento haber interrumpido tu siesta, mi príncipe hermoso, pero debemos ir a nuestra clase de yoga, ¿recuerdas?.
—Uh, cierto. Lo había olvidado.
—Buenas tardes, ¿qué se les ofrece? —saludó la beta con una sonrisa, sentada detrás del escritorio.
—Buenas tardes —respondió el alfa primero con una venia, seguido de su esposo—. Venimos a la clase privada de yoga, a nombre de Jung Jungkook.
La beta de cabellos oscuros con prisa buscó en su computadora, asintiendo con una sonrisa cuando confirmó que el horario de clases de la joven pareja enfrente suyo iniciaba en tan sólo cinco minutos.
—Pasen por aquí —señaló la pelinegra hacia su derecha—. Al final del pasillo a la izquierda —sonrió con dulzura.
El matrimonio Jung agradeció a la mujer con una pronunciada venia, antes de ingresar por el pasillo antes señalado.
Esperaron tan sólo unos minutos, hasta que la puerta de color beige a su derecha se abrió.—Buenas tardes, ¿Jung Jungkook? —preguntó la beta de cabellos rubios con una sonrisa.
—Por empezar, el señor Jungkook va a recostarse sobre la pista violeta y usted, Hoseok, le hará unos suaves masajes en la zona de la barriga y la cintura, sin presionar mucho. Por favor.
Un poco nervioso, Jungkook se recostó en el suelo, con la barriga hacia arriba y los brazos en los costados. Hoseok se arrodilló despacio a la altura de las rodillas de su esposo, estirando los brazos y posando despacio sus manos grandes sobre la barriga de su omega. Con cuidado acarició por sobre la polera de su pareja el abdomen plano, provocando a veces algunas risitas en el azabache.
La instructora les preguntó si Jungkook todavía tenía náuseas y el joven matrimonio cayó en cuenta de que desde mediados del mes anterior, el omega había parado con las náuseas matutinas y el vómito. Hoseok entonces se hizo una nota mental, para recordarse que debía estar más atento para la próxima. Luego hicieron un calentamiento leve, algunas posiciones de fuerza como el árbol y el guerrero, donde Hoseok estuvo con todos sus sentidos activados, listo para atrapar a su omega en caso de que se cayera. Por último, meditaron unos largos minutos, donde Jungkook se permitió relajarse por completo y conectarse mejor con su lobo.
—¿Te gustó la clase, conejito? ¿O prefieres que busquemos un instructor de natación? —le preguntó Hoseok mientras posaba su mano sobre el muslo de su esposo, devuelta a casa.
—Me gustó mucho, hyung. Ahora me siento más relajado y con más ganas de dormir otra vez —admitió con voz dulce.
Hoseok sonrió divertido, apretando un poco el muslo de su esposo.
—Hoy cuando llegué te vi durmiendo y parecías un tierno osito envuelto en las sábanas.
Las mejillas del omega se tiñeron de rojo y una sonrisa tímida se dibujó en sus labios. Su lazo estaba tibio y ante la intimidad que se sentía dentro del auto, sus manos se buscaron deseosas.
—¿Tienes algo que hacer cuando lleguemos?
—Depende… ¿qué quieres hacer, mi amor?
—Quiero dormir contigo.
Hoseok casi se lo pensó por una milésima de segundo, pero optó por enviar sus deberes por la borda, para pasar tiempo junto a su pareja. Luego podría corregir y leer los exámenes de sus alumnos, hacer las planillas con sus notas y cocinar una rica cena para la noche. Además, si su Jungkook decía que iban a dormir juntos en su cama, fácilmente su lobo y él lo traducían como una ronda perezosa de besos y mimos.
—De acuerdo. Dormiremos juntos, bebé.
Justo a tiempo, porque Hoseok ya había entrado con el auto a la cochera del departamento y su mano, ahora cálida por haber estado apretujada entre las de su omega, se alejó del muslo ajeno para tener un mejor control del volante. Cuando el motor finalmente se apagó, Jungkook se apresuró a quitarse el cinturón. Y Hoseok, creyendo en que su esposo se bajaría del vehículo, copió su acción colocándose de perfil, listo para abrir la puerta. Sin embargo, sus planes se vieron interrumpidos a la mitad, cuando el omega le sorprendió sentado a horcajadas sobre su regazo.
—¿Adónde pensabas ir, alfa bonito?. Hoy no nos diste ni siquiera un besito y yo no te dejaré salir, hasta que haya terminado contigo —declaró firme, antes de robar el primer beso de los labios del castaño.
Hoseok sonrió divertido, sabiendo de antemano que la siesta podría esperar unos minutos.
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𝕌𝕟 𝕓𝕖𝕓é 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕖𝕝 𝕚𝕟𝕧𝕚𝕖𝕣𝕟𝕠- ♡HK♡
FanfictionLuego de una erótica, divertida y muy plancentera luna de miel en Hawaii, un bebé no hace mal, ¿verdad?. -.♡.- Donde Hoseok y Jungkook experimentan el primer embarazo del menor, con todos sus sentimientos nuevos, mareos, antojos, deseos, llantos, ri...