Luego de una erótica, divertida y muy plancentera luna de miel en Hawaii, un bebé no hace mal, ¿verdad?.
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Donde Hoseok y Jungkook experimentan el primer embarazo del menor, con todos sus sentimientos nuevos, mareos, antojos, deseos, llantos, ri...
Hoseok besó a su esposo adormilado con cariño, sin poder contenerse de dejarle unos besos en la nariz, frente y cabeza luego.
—Te amo, conejito —susurró con voz dulce, dejándolo descansar entonces.
Debía salir pronto de casa e ir a la escuela, a retirar los ensayos de sus alumnos y a entregarles las correcciones de su último trabajo práctico.
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Jungkook, una vez desayunado y acabado con la limpieza de la cocina, se dirigió a su habitación para tomarse un baño de tina calentito. Quería ponerse sus cremas hidratantes y mascarillas para estar fresco cuando su alfa llegara. Tomó unos pantalones cortos y una remera grande de su esposo, sus cepillos para el rostro y otros artículos de belleza para llevar al baño. Dejó todo en las orillas del jacuzzi y abrió las llaves del agua caliente. Se despojó de su ropa despacio y con cuidado se metió en la tina. Un suspiró se escapó de sus labios y su lobo ronroneó encantado.
Se jabonó el cuerpo con delicadeza y cuidado, tarareando una canción. Cuando llegó a su vientre, no pudo evitar sonreír al ver el bulto cubierto de espuma.
—Tienes que bañarte para estar limpio y oler rico, mi bebé —habló hacia su vientre por primera vez. Había leído en un sitio web que a partir del sexto mes el bebé podía empezar a escuchar la voz de quienes le hablaran—. Llamarte así es muy común, ¿no crees? Creo que te diré… mmh… Koobi.
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Hoseok entró a su hogar y se quitó la mascarilla y los zapatos. Olfateó un poco el aire pero no había rastro de su omega en la sala. Pensó en que tal vez estaría en la habitación así que se apresuró a dejar sus carpetas sobre el sofá para ir donde su esposo.
—Ya te digo, Koobi, tu papi es un encanto de alfa. Ya verás que te arrullará hasta altas horas de la noche y querrá consentirte con todo lo que se te plasca —relató el azabache hacia su vientre, acariciándolo despacio con su mano.
Hoseok escuchó aquello desde la puerta de su baño con una sonrisa, observando cómo su omega masajeaba su cabello para esparcir el acondicionador. Jungkook olfateó el aire entonces, cuando sus fosas nasales percibieron un leve aroma a madera, flores y árboles. Su alfa estaba en casa.