Nombres, ropita y futuros planes

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-¿Has tenido algún dolor, Jungkook? -le preguntó la doctora Lee con voz dulce, mientras acomodaba sus utensilios para revisar a su paciente.

-Sí, en esta zona, cerca de mi vejiga, he sentido malestar -respondió el azabache con voz dulce.

-Bueno, es normal en el período anterior, puesto que el bebé puede empezar a moverse.

El menor asintió con una sonrisa dulce, dejando que la mayor le colocara el gel frío en su vientre ya más grande. Su lobo estaba un poco inquieto, al no tener a su alfa cerca brindándole compañía, pero lo cierto era que las calles estaban tan transitadas que Hoseok tuvo que dejar a Jungkook en la clínica y luego buscar un lugar para estacionar el auto.

La sesión con la obstetra dio inicio sin más rodeos donde los omegas entablaron una conversación amena y entre risitas mientras observaban al feto en la pantalla.

-Jungkook, esto es algo que podría haberte dicho hace tres meses, pero honestamente me gustaría saber si es que deseas oírlo o no.

El azabache apretó la sábana debajo suyo con miedo. Su lobo gimió asustado y el alfa castaño, que recién salía del estacionamiento, sintió un tirón en el pecho que le hizo detener su paso abruptamente.

Mi Jungkookie... algo le pasa.

-¿Q-qué sucede? ¿Mi bebé está bien? -dijo como pudo el azabache, con la voz amenazante a quebrarse pronto.

-Por supuesto, dulzura, todo está en orden. No debes de asustarte -le aseguró la mayor con voz dulce, permitiendo que el omega respire tranquilo nuevamente-. Quizás me he mal expresado; lo que quise decir es que desde hace tres meses que podríamos saber el sexo del bebé.

El lobo del azabache batió la cola entonces más que emocionado, pero alzando pronto las orejas al caer en cuenta de lo mismo en que pensaba el lado racional del azabache.

¡Ni siquiera hemos hablado con hyung sobre un nombre!.

-Uh, entiendo -se limitó a responder el menor.

-¿Quieres saberlo? ¿O prefieres que sea una sorpresa?.

Hoseok conducía despacio a lo largo de las calles, con destino al centro comercial

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Hoseok conducía despacio a lo largo de las calles, con destino al centro comercial. De fondo sonaba apenas una melodía de la radio y su esposo estaba más callado de lo normal. Trataba de descifrar en qué pensaba a través del lazo, pero su lobo no percibía nada más que olas de incertidumbre y ansiedad.

-Amor -le llamó entonces su esposo, sin dejar de acariciar su vientre, sacándolo de sus pensamientos.

-¿Mmh? ¿Qué tienes, conejito?.

-Tú... quieres... es decir quisieras... uh, ¿te gustaría que el bebé fuera niña o niño? -se animó a preguntar al fin.

El móvil se detuvo en un semáforo y la mano del castaño se reposó sobre la del omega, para tomarla con delicadeza y acercarla hacia sus labios, depositando un dulce y pequeño beso que hizo ronronear al lobo de su esposo.

𝕌𝕟 𝕓𝕖𝕓é 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕖𝕝 𝕚𝕟𝕧𝕚𝕖𝕣𝕟𝕠- ♡HK♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora