"Hay llamas que ni con el mar"

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Bueno de aquí en adelante cambiare de narrador. Ahora quien contara la historia será un narrador Omnipresente, porque tengo mucho cabos que atar y es imposible para nuestra querida Norie  estar presente en diferentes escenarios. Aclarare todas sus dudas, lo prometo o al menos voy a intentarlo.

La hermosa Minas Tirith se prepara para una gran celebración, el aniversario del nacimiento de quien será el próximo rey. El monarca Aragorn se propuso invitar a muchísima gente, Nobles y plebeyos, ricos y pobres, hobbits, enanos, Elfos y humanos. Todos juntos para celebrar el cumpleaños de su hijo, su heredero, el príncipe Eldarion. La reina Arwen se encontraba vuelta loca, necesitaba que nada faltara, que todo saliera lo más perfecto que se pudiera. Corría dando indicaciones, se daba tirones de cabello cuando algo no iba como lo planeado. Por unos segundos su cara parecía feliz, pero de pronto cambiaba a una entre enojada y a punto de llorar de toda la presión contenida. Por suerte no estaba sola, tenía a su cuñada para ayudarle. Norie, esposa de Elladan el heredero de la casa de Elrond, quien era como una hermana para Arwen. Ella hacia todo lo que podía para organizar la celebración, pero sobre todo para calmar a una estresada Arwen…

-          Dios mío Norie, no hay suficiente pan, las velas de los candelabros no son como yo las necesito, y creo que el vino no va a alcanzar para todos los invitados.

-          Arwen, mírame… Todo va a estar bien, los panaderos están trabajando duro, las velas serán recortadas y el vino es suficiente para embriagar a 10 mil soldados

-          Pero es que si algo falta

-          Nada faltara- la interrumpió Norie- por favor contrólate, es más… sígueme vamos por una taza de té caliente, eso te relajara- a regañadientes y empujones Arwen camina hasta una de las habitaciones, se sienta en un cómodo sofá y observa como la esposa de su hermano prepara un poco de té con el agua caliente que una de las doncellas le proporciona.

-          Norie, solo serán 15 minutos de descanso, no más.

-          Si Arwen, lo que digas. Deja de pensar en la fiesta y hablemos de otra cosa. De la gente importante de otros reinos ¿a quienes invito tu esposo?

-          A todos- responde la reina comenzando a enumerar a familiares y muchos otros nobles que fueron invitados- ¿Norie?- pregunta la Reina al ver como el color de la cara de su cuñada se esfuma- ¿estás bien?- dice, girando la mirada hacia donde esta fija la de la otra chica- ¡Oh, Légolas, que gusto verte!- el aludido hace una reverencia- ven aquí siéntate con nosotras- le invita amablemente Arwen

-          No, reina, no quisiera interrumpir en su conversación-

-          Tonterías Légolas, por favor acompáñanos- el elfo camina hasta donde están las dos damas y toma asiento

-          Te serviré una taza de té- continua Norie levantándose y disimulando una cara de pánico contenido… sirve el líquido caliente y lo pone en la pequeña mesa al centro, justo frente al Elfo.

-          Acabo de recordar- dice Arwen viendo la oportunidad de escapar y seguir en su ardua tarea de volverse loca- que tengo que ir a asegurarme de que haya suficiente vino para los invitados, con permiso- termina la reina no sin antes guiñarle el ojo a su cuñada. Norie solo la mira y poniendo los ojos en blanco suelta un suspiro.

-          Bien creo que nos dejaron solos- continua Norie, mientras vuelve a sentarse

-          Si te molesta, me retirare… aunque la verdad me gustaría hablar contigo un poco

-          No me molesta, tan solo es algo inesperado

-          No sabias que vendría, ¿verdad?

-          No, no lo sabía, Arwen no me conto que estabas invitado, aunque ahora que lo pienso debí imaginarlo

-          Yo si sabía que estarías aquí, le he preguntado a Aragorn y me dijo que llegarías una semana antes, y es por eso que llegue desde el día de hoy. Porque seguramente mañana será un día muy ocupado con todo eso de la fiesta del príncipe y no podremos hablar

-          ¿de qué quieres hablar?- pregunta Norie, sin quitarle la vista de encima a su taza, como si pudiera ver cosas en el fondo de ella.

-          Tan solo quiero saber cómo te va

-          Muy bien, vivo tranquila, y en paz. No creo que pueda pedir algo más.

-          Es un alivio, eh vivido todos estos años preocupado por ti, creo que al fin poder dormir tranquilo en ese aspecto- dice Légolas sonriente

-          ¿y a ti como te va? ¿de que me perdí?

-          Me case, con mi capitana. Después de que termino la guerra del anillo, regrese a mi hogar y comencé desde cero con ella, reanudamos nuestro compromiso, y nos casamos. Con el paso del tiempo nació mi hijo, él es lo mejor que me pudo pasar

-          ¿Cómo se llama?

-          Se llama Edegil

-          “Las siete estrellas”

-          Sí. Ya casi es un hombre, y es un hábil guerrero, incluso mejor que yo. Me dijeron que tenías una hija

-          Oh si, su nombre es Yanessa, es maleducada y completamente rebelde, pero tiene un corazón enorme, será una gran persona. Supongo que tan solo es joven.

-          Se parece a alguien que conocí hace tiempo, una bella dama que se moría por salir y comerse el mundo, pero se frustraba cuando no se lo permitían.

-          Eso fue hace mucho Légolas, ya hasta lo olvide

-          Yo no, nunca la olvido. Yo estaba enamorado de ella, y lo sigo estando… estoy enamorado de quien era antes, y de la que es ahora.

-         Por favor no sigas.  Yo también hice mi vida, me case con Elladan, y aun con todo, te puede decir que soy feliz. Estoy muy bien.

-          Lo veo en tus ojos Norie

-          Creo que no debemos tener esta conversación, es algo incomoda- la chica se levanta y camina en dirección a la puerta, el elfo la detiene tomando su muñeca y poniéndose de pie, frente a ella- Légolas, nosotros… ha pasado mucho tiempo- los ojos de Norie se ponen cristalinos, y el hijo de Thranduil le acaricia el rostro con las llemas de sus dedos

-          Si, ha pasado mucho tiempo, pero no lo suficiente Norie

-          Yo amo a Elladan, y tú a Tauriel

-          Si, la amo, no te lo negare. Ella es mi compañera, es mi esposa… pero lo de nosotros es algo muy diferente, y muy especial

-          La llama que nos mantenía unidos se extinguió Légolas

-          No es cierto Norie, nuestra llama no se extinguirá ni con el mar…

Y los dos se quedaron así mirándose a los ojos, por unos instantes que se volvieron eternos… hasta que una voz los saco de sus pensamientos

-          Papa, tenemos que hablar, es urgente… acabo de cometer una tontería, y necesito de tu ayuda- Un joven alto, de cabellos como hilos de oro entro prácticamente corriendo a la habitación, sus ojos azules se encontraron con los de su padre, y tanto Légolas como Norie pudieron ver la preocupación que en ellos existía…

Ok, vamos explicando dudas paso por paso, espero ya con esto algunas cuestiones queden zanjadas, el siguiente capítulo explicara más cosas… espero les guste. Gracias por sus comentarios y por su tiempo…

*Nota: Oye Hoja verde, gracias por leer, este chap va para ti! Se te hizo el Legriel mi amigo…

"Sin decir una palabra"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora