Mi parte favorita del día, cuando me como un postre robado de la cocina en el balcón de mi habitación, mientras miro como cae la tarde en Mirkwood. Lo hago desde siempre, y más ahora que Légolas está haciendo guardia en el bosque, hay tanta paz por aquí.
Un momento, ¿Por qué corren esos guardias? ¿Le habrá pasado algo a Légolas? Es mejor que valla a asegurarme. Bajo corriendo de mi habitación y me estrello contra el rey Thranduil que viene bajando las escaleras apresuradamente.
- Discúlpeme Rey, no me fije-
- No te preocupes cariño, creo que ambos llevamos prisa ¿A dónde ibas?
- A ningún lado en especial, es solo que desde mi balcón pude ver a dos guardias corriendo y me preocupe por Légolas
- Tranquila Norie, Légolas ya llego, me está esperando en mi despacho, regresa a tu habitación a descansar, mi hijo subirá a verte en un rato más.
- De acuerdo mi señor- digo mientras el rey baja las escaleras
Pasa media hora, una hora, dos horas y Légolas no llega. Y como ya es hora de cenar, y yo muero de hambre me cambio de ropa y me dirijo al comedor. Para mi sorpresa solo cenamos Tauriel, Elladan y yo, que situación tan incómoda.
- Lady Norie, ¿cómo estuvo su día?- Pregunta Elladan para iniciar conversación
- Bien- respondo haciendo mueca de desgana.
- ¿y el suyo, lady Tauriel?- ahora le pregunta a la pelirroja
- Excelente príncipe Elladan- contesta
- ¿ya conoce usted Lothlorien?
- No príncipe, no he tenido el placer
- Norie, cuéntele lo maravilloso que es ese lugar- apenas me dispongo a hablar, veo que la figura de Légolas atraviesa el pasillo frente a la puerta del comedor, pero se pasa de largo. Ni siquiera mira hacia adentro.
- Quizá otro día Elladan, estoy algo ocupada esta tarde, me retiro-
Salgo a paso apresurado tras Légolas, quiero saber que le pasa, y porque no ha ido a verme en todo el día. Por más que me apresuro no logro alcanzarlo y como ya me canse de seguirlo, tomo la salida fácil. Lanzo un chiflido, igual que con el que llamo mi caballo, y así perdiendo un poco la compostura de una dama, logro mi cometido, Légolas se detiene de golpe y me mira. Yo le hago una seña indicando que venga hasta mí, y el obedece.
- Norie, tengo mucha prisa linda- me dice casi susurrando
- Lo veo, es solo que estoy algo preocupada por ti, no te había visto en todo el día. Pasa algo grave verdad
- No te alarmes, todo está bien
- Tus ojos me dicen lo contrario, dime por favor- le digo poniendo cara suplicante
- La criatura Gollum, ha escapado
- Gollum, la criatura corrompida por la oscuridad del anillo de Sauron.
- Si Norie, y tengo que ir mañana a Rivendell, mi padre me envió a comunicarle esto a Elrond, espérame en tu habitación, iré a verte en cuanto pueda… y te prometo que pasaremos una noche especial- me tranquiliza dedicándome una sonrisa
- Te esperare- le respondo, el príncipe hace una reverencia y se va.
Ya pasa de media noche y Légolas aún no llega, el sueño termina por vencerme… un cosquilleo en mi cuello me despierta, obligándome a abrir los ojos.
- Légolas ¿pero qué haces?- el príncipe se encuentra sobre mí, dando dulces besos a mi cuello, ¿pero qué? Tiene el torso desnudo, su cuerpo perfectamente marcado es bañado por la luz de la luna, haciendo el momento aún más sensual.
- Tranquila Norie, no te asustes, sabes que jamás te haría daño- me dice esto y besa mis labios con mucha pasión
- ¿Qué pretendes exactamente?- le pregunto separándome del beso
- La verdad, pretendo que esta noche seas enteramente mía, pero solo lo hare si tú también lo quieres. De todas maneras, cuando te conviertas en mi esposa pasara, así que lo dejo a tu criterio- me sonríe con malicia, yo me limito a asentir, mientras muerdo mi labio inferior con mucho nerviosismo-
Comenzamos a besarnos acaloradamente, y en un par de segundos más, ninguno de los dos tiene ropa, nos acariciamos hasta sentir que la piel nos arde, nos besamos hasta sentir los labios sangrar. Entonces Légolas se coloca sobre mí, justo en medio d mis piernas y después de darme un muy tierno beso dice;
- Norie, yo te amo, jamás lo dudes.
- Te amo Légolas, demasiado…
- Norie, ¿recuerdas cuando mi padre se dirigió a ti como “la virgen del bosque negro” y te molesto esa expresión? Pues voy a quitarte en este momento ese título.
Cierro mis ojos al sentir el dolor de mi inocencia perdida, Légolas, lo nota y me besa de forma profunda, llenando mi boca con su lengua. Y después de un rato de mucho amor y pasión desbordada ambos alcanzamos el clímax, tocamos las estrellas, y regresamos al mundo real. El príncipe recuesta su cabeza en mi pecho y la lluvia de finos cabellos dorados cubre mis hombros, unas pequeñas gotas de sudor adornan su frente, y yo quito una por una con mis dedos. Légolas toma mi mano izquierda y mete mi dedo índice en su boca, después de esto cierra sus ojos y pasando un par de minutos puedo notar el cambio en su respiración, se ha quedado dormido. Yo también cierro mis ojos y dejo que el sueño me venza.
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"Sin decir una palabra"
RomanceLegolas y Tauriel van a casarse, pero un antiguo amor aparece... Podrá el príncipe del bosque negro cumplir con su compromiso, o dejara que un amor adolescente lo consuma?