"Sin decir una palabra"

Cinco minutos después se encuentran sentados en el suelo, pero ahora de la habitación de Norie, bebiendo copa tras copa, comentando tonterías y riendo como niños. La segunda botella se acabó entre charlas sobre la guerra del anillo y un tal Gimli hijo de Gloin. La tercera se fue en recordar anécdotas del pasado, el primer beso, ex novios (as), peleas con los padres, rebeldías, travesuras. Para cuando la cuarta terminó la cantidad de alcohol y los ataques de sinceridad propios de las madrugadas hicieron desastres en ambos. Los problemas matrimoniales que cada quien guardaba comenzaron a surgir como por arte de magia, en unos minutos Elladan el obsesivo con el control salió a relucir de entre los labios de Norie, y Tauriel la elfa obstinada que jamás acepta un error se le escapó a Légolas. Y lo que ocurrió en la quinta fue algo de lo que siempre se van a arrepentir, todo detonado por una simple frase. “Me siento sola” solo eso tuvo que decir Norie para que Légolas la aprisionara en un abrazo y acariciara su fino rostro. Solo una mirada de ternura en los ojos de la Dama basto para que Légolas traicionara sus ideales y principios dejándose guiar por el corazón que solo le reclamaba probar de nuevo esos labios. Su aroma a menta fue suficiente para que Norie dejara de pensar y comenzara a sentir. Con total delicadeza Légolas soltó el primer botón de aquel hermoso vestido lila y después de clavar sus ojos azules en los de la chica, sin decirse una palabra ambos supieron que ya no había vuelta atrás. Se besaron completos, se acariciaron hasta el último rincón, se demostraron en cada contacto lo mucho que se extrañaron durante tantos años, dejaron el alma, dejaron su esencia en cada beso. Se demostraron su amor.

-          Légolas- detuvo su partida Norie justo frente a su puerta

-          Mi amor- dijo el elfo acercándose a ella para volver a besarla-

-          Por favor, no me olvides- suplico la chica

-          Es más fácil que me olvide de respirar antes de poder borrar de mi cabeza tu recuerdo- y después de dar un último beso al amor de su vida se fue.

Antes de la salida del sol su noche había terminado, había sido tan fugaz como perfecto. Y aunque ambos estuvieran encantados con la cercanía del otro estaban conscientes de que solo se quedaría en esa noche, no habría un mañana. Era un Hola y un Adiós. Los rayos del Sol iluminaron un nuevo día, y con este una nueva esperanza, pero no una de estar juntos, sino una de volver a verse aunque solo fuera eso, cruzar sus miradas y con suerte intercambiar una sonrisa. De mirarse, sin decir una palabra.

Bueno mis lectores, disculpen la espera pero he tenido una de las semana más ajetreadas de mi vida. Aquí está el capítulo, es muy corto, pero es que no quise alargar tanto un momento como este, de hecho es este momento en particular lo que le da el nombre a esta historia. A mi gusto se merecía un chap para él solo. Besos y abrazos a los que me siguen, ustedes hacen mi vida mucho más feliz!