Virtudes y Defectos

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- ¿Y bien?

- No sé. No tengo imaginación para estas cosas

- Vamos Hoja Verde piensa un poco. O lo elegiré yo y sabes que tengo pésimo gusto.

- Tienes razón, no había pensado en eso Norie. Olvidaba que tienes un gusto espantoso

- Quieres morir este día ¿verdad Elfo?-le digo intentando parecer agresiva pero la risa me gana-

- Solo me matarías si me encontrara amarrado de pies y manos y con los labios cosidos- me responde fingiendo un exagerado bostezo- Eso de pelear no se te da nada.

- Cuando éramos jóvenes no lo hacía tan mal y lo sabes- Le reclamo a la vez que me levanto dejando de usar sus piernas como almohada

- Eres una llorona. Por eso jamás serás buena guerrera. Si cuando juego contigo y te pincho alguna costilla con mi dedo te quejas como si te hubiese atravesado una espada-

- Tienes razón, no es mi fuerte. Pero tengo mis virtudes. Y usted sus defectos príncipe, déjeme recordarle cuando su servidora le daba clases para poder hablar delante de los altos elfos, porque a usted no le salían las palabras adecuadas. O cuando le di clases sobre como bailar y cortejar a una dama. Para que no fuera la vergüenza en las fiestas con las chicas. Un Elfo de noble cuna que no sabe comportarse con galantería. Así que haga favor de no burlarse de esta servidora por no ser lo suficiente dura para la batalla. Concéntrese mejor en mis Virtudes, que defectos tengo muchos- Légolas me mira con brillo en sus ojos, un brillo que hace mucho no miraba en ellos

- Mi señor Légolas, lo que me pidió esta hecho- interrumpe nuestra conversación una joven de la servidumbre del palacio, y después de hacer una leve reverencia se va

- Gracias- responde el príncipe- Norie, acompáñame por favor

- ¿A dónde vamos?

- No preguntes, solo sígueme- y tomándome de la mano caminamos dentro del palacio hasta una habitación, la antigua habitación de Légolas cuando joven. El abre las puertas cediéndome el paso, avanzo unos metros y me detengo de golpe... Decenas de velos con aroma a canela y vainilla están encendidas por toda la habitación. Pétalos de flores regados por todo el piso, y ramos de claveles rojos sobre los muebles antiguos. La cama... perfectamente arreglada con sábanas blancas. No puedo estar más que asombrada y nerviosa.

- ¿Qué es todo esto? ¿Por qué lo hiciste?- pregunto, cubriendo mi boca con ambas manos

- Porque hoy, después de mucho tiempo, besare otra vez esas virtudes y acariciare cada defecto tuyo- no puedo ni quiero objetar nada, y menos al ver como toma mi mano izquierda y succiona mi dedo índice con sus labios. Creo que es aquí donde pierdo la cordura.

Bueno mis lectores, debido a mi agenda tan tan tan apretada me he visto en la horrible necesidad de hacer más cortos los capítulos, ya que es la única forma de actualizar pronto. Un beso a todos los que leen y comentan, hacen mi vida mucho más feliz.

"Sin decir una palabra"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora