Preferiría ser un soberbio meteorito, cada átomo de mí en magnífico resplandor, que un planeta adormecido y permanente.
Jack LondonJuliana.
En mis fantasías el monstruo siempre me atrapa por detrás. Es fuerte. Lo suficientemente fuerte como para levantarme mientras mis piernas se agitan.
Y este monstruo lo es.
Este monstruo es fuerte, su brazo me rodea la cintura con tanta fuerza que me cuesta respirar. Es una sólida pared de músculo contra mi espalda. Es la mano firme sobre mi boca abierta.
Es el calor, el aliento y el terror.
Es mi más bella pesadilla.
Y es real.
Esta noche, es real.
Sus brazos, me levantan como si no pesara nada.
Mis dedos se clavan en sus antebrazos y los encuentro inflexibles. Mis piernas luchan para agarrarse de algo, pero no encuentran nada.
No tengo aliento para gritar ni fuerzas para luchar contra ella. Pensé que la lucha sería natural, pero no lo es.
Estoy paralizada.
Me pregunto si puede sentir el latido de mi corazón mientras me lleva a la oscuridad. Me pregunto si siente cómo mis nervios conectados se alejan como un espiral conmigo.
Estoy rígida en su agarre, pero no me resisto. Mis ojos se abren de par en par en la oscuridad absoluta, esforzándose por encontrar orientación donde no la tengo. Sus botas crujen sobre la grava. Estamos en la sombra de los ladrillos, uno de esos edificios imponentes nos oculta de la calle desierta.
Estamos solas.
Hay una liberación adormecedora en la forma en que sé que nadie vendrá por mí. Siento que me encierro en mí misma, que todas mis piezas se contraen para proteger mi alma rota.
Pero no quiero protección.
No necesito que me protejan de esto.
Es todo lo que siempre quise y más de lo que nunca temí, todo a la vez.
El monstruo habla.
—No hagas un maldito sonido. Te lastimaré si lo haces.
Su voz es baja. Profunda, oscura y amenazante.
Y estoy tan jodida como temía. Bajo el terror, el miedo y mi corazón acelerado, me doy cuenta de que mi clítoris se agita.
Mi coño se aprieta y me duele. Me duele por ella, joder.
Mis pezones están rígidos contra el encaje de mi sujetador. Mis manos están húmedas y desesperadas al agarrar su piel.
—¿Entiendes? —susurra.
Asiento y la mano que me tapa la boca se mueve conmigo.
Gimo en su palma mientras ella golpea mi cuerpo contra la puerta. Las ventanas suenan lo suficientemente fuerte como para hacerme gritar.
Me deja caer de pie y me inmoviliza contra la puerta con un pesado brazo contra mi espalda, me impulsa contra ella con tanta fuerza que me duelen las tetas mientras mi rostro permanece aplastado contra el frío metal.
—Silencio —me dice, y yo vuelvo a asentir, apenas capaz de respirar porque me sujeta con mucha fuerza.
Aprieto las palmas de las manos contra la puerta y empujo con fuerza en busca de un centímetro de espacio, pero no me cede ningún margen.
ESTÁS LEYENDO
𝐂𝐚𝐫𝐧𝐚𝐝𝐚 ; 𝐉𝐲𝐕
RomanceUna extraña en línea. Cabello rubio y ojos azules que conocía mis sucios deseos antes que yo. Una fantasía que nunca debería ser pronunciada. Pero ella me hizo confesar. Y ahora viene por mí. Sera rudo. Sucio. Peligroso. Se supone que es una noche d...