|| O1 ~ Sᴇɴsᴜʀᴀɴᴅᴏ Lᴏs Sᴇɴᴛɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ||

1.8K 100 0
                                    

─ No puedo creer que estés diciendo esto, Toni ─ El menor de los hermanos se encontraba recostado sobre su cama, apenas había amanecido y parecía tener una gran fiebre junto con una tos terrible.

Y en lo que Carlo se dedicaba en taparse hasta los hombros con una acolchonada cobija; el Gambino mayor se encargaba de volver a humedecer el paño en su frente con agua fría.

Hoy se trataba un día importante para la Mafia Gambino, con la ayuda de Salinas y sus fieles contactos de otras naciones, ellos tenían la gran oportunidad de comenzar a comercializar su producto en otros lugares como son Los Santos. Para esa tarde, ambos hermanos tenían planeado realizar su esperado vuelo en compañía de Anya para poder hablar con aquellos que se habían ofrecido a comprarles sus cargamentos.

Lamentablemente, Carlo ahora mismo no se encontraba con las condiciones para poder realizar tal trabajo. Toni, como el hermano mayor que era, no tuvo más opción que obligarlo a quedarse en cama, mientras que él era quien se encargaba de hacer la negociación; puesto que se trataba de algo que les llegó a costar todo un mes de lograr concordar y si simplemente los dejaban colgados, todo podría terminar a peores.

Tampoco era una opción que le acompañará, estaba demasiado enfermo como para siquiera poder alzarse de su cama, así que esa fue su única alternativa. Toni estaba seguro que la compañía de José y Volkov le serviría para aliviarse.

─ Te quedaras, Carlo. Y ni siquiera te lo estoy preguntando, lo que estoy haciendo es avisarte ─ El rubio se había levantado de la cama, con toda la intención de permanecer parado delante de la cama y de brazos cruzados, para mostrar su autoridad.

Él mejor que nadie conocía al rubio cenizo y la terquedad que le caracterizaba, había que demostrarse fiel a sus palabras.

─ Pero, Toni... ─ Como le es posible, se sienta en la cama, sus brazos apenas y podían sostenerle, pero se mostraba resistente ante sus palabras. Tosió un poco y prosiguió ─. Tengo que acompañarte, no puedes ir tu y solo abandonarme a mi suerte.

El menor odiaba mucho simplemente quedarse y no hacer nada, odiaba parecer débil y dejar que el resto se encargue de sus propias responsabilidades. Claro, él confía lo suficiente en su hermano como para que tome aquella tan importante decisión por ambos, más no evitaba que se sintiera excluido; ellos siempre habían tomado su camino juntos y no había nada que no se elaborada sin la presencia del otro.

Toni, solo aligero su expresión seria para acercarse calmadamente a donde su hermano, con algo de esfuerzo, lo obliga a recostarse de vuelta a la cama, su menor tenía que descansar a toda costa; le acobija y el paño que cayó de su frente regresó al lugar.

─ Vamos, tienes que fiarte en tu hermano mayor al menos una vez.

Carlo simplemente rodó los ojos, acompañándolo con una sonrisa arrogante.

─ Iré ha hablar de negocios, si hay cosas que no veo agradables ni para mí ni para ti, no dudaré en avisaré ¿Vale? No te dejare fuera de esto, pero tienes que descansar ─ El rubio, un poco lento se sienta en la orilla de la cama, mirando a su menor ─. Te quedaras aquí y en momento que te recuperes, puedes encargarte del negocio en el tiempo que estoy ausente, no creo que tardemos más haya de una semana.

Carlo suspira, con ojos cerrados y aliento cálido, no es algo que le gustaría aceptar y él sigue optando por acompañarle; pero, lamentablemente su hermano tenía toda razón. Él no podía asistir por más que insistiera. No sólo se trata de estar enfermo y que su presencia no convenga en esta situación ─cosa que ya es algo estresante admitir para sí mismo─, también era que había que tener a alguien en la ciudad que se este encargando de la producción y demás temas. Esta consiente de que su hermano le contará cualquier inconformidad o cambio en las cosas antes acordadas, eso sin contar que entre los dos era él quien mejor sabía manejar este tipo de tratos, así que lo termina por aceptar.

─ Bien. Tu ganas.

Con ello, Toni celebra internamente su victoria.

─ Pero con la condición de que cualquier cosa, tienes que avisarme. Y que regresarás sano y salvo.

El mayor sonrió ladino, asintiendo sin inconvenientes.

─ No te preocupes, verás que para la siguiente semana me tendrás aquí para seguir molestándote.

❂✿❂✿❂✿❂✿❂

Aquel día, se había levantado de su cama con más pereza de lo habitual, dirigiéndose a la zona de la cocina. Hoy decidido en no ser tan selectivo, se prepararía un jugo de naranja con un par de huevos para desayunar. En lo que recuerda sobre el mensaje que le había enviado José, más temprano esa misma mañana, por lo que se prepara para estar listo al momento en que la reunión que tenía con Fedor y Hai en la Cárnica comience; por lo poco que les notificaron, es que una de las tantas bandas que se encontraban bajo el mandato de la Mafia, en la ultimas semanas parecían estar actuando extraño.

A Carlo, poco le interesaba aquellas estúpidas guerrillas que se formaban entre las bandas y la Mafia. A opinión propia, siempre que nadie estuviera entrometiéndose en su negocio, no habría motivo por el cual meterse, sigue sin poder entender como es posible que José haya aceptado dicha reunión.

Bufo con molestia, mientras comenzaba a enviar mensajes de texto en el grupo, ¿De qué grupo estamos hablando? Pues, resulta que hace algunos meses atrás, cuando recientemente Anya y Volkov se estaban incorporando a la organización y debido a que el grupo estaba comenzando a expandirse, Toni había dado la grandiosa idea de realizar un grupo en el Chat Oscuro, así podrían hablar todos y sus reuniones serían mucho más fácil de concordar.

Así que ahí se encontraba ahora, hablando tanto con Heredia tanto Volkov sobre aquella tan importante reunión en la que ─sin su consentimiento─ habían aceptado asistir.

10:37 Vamos, jefe. No tiene por qué enojarse. J.
10:37 Ellos parecían insistentes en que estuviéramos ahí. J.
10:38 Si, pero ¿Nosotros que tenemos que ver en sus problemas? Son temas que ellos mismos tienen que arreglar con SUS socios. C.
10:38 En eso no dudo que tenga razón. V.
10:39 Sin embargo, también hay que tomar a consideración que su insistencia se deba a que de una manera u otra, meternos en el tema nos beneficie también a nosotros. V.
10:40 O solo quieren que nosotros resolvamos sus problemas. C.
10:40 Tampoco dudo que se trate de eso. J.
10:40 No es la primera vez que nos llaman únicamente para que atendamos sus problemas, con la posibilidad de que terminemos estando en una guerra contra otra banda o grupo. C.
10:41 Entonces, ¿No hay por qué asistir? V.
10:41 No creo que faltar sea conveniente, Jefe. Ambos sabemos que aquellos hombres son temperamentales y si de repente cancelamos nuestra asistencia, eso no les alegrará en nada. J.
10:42 Bien, iremos. Pero si se trata de otra de sus tretas para meternos en una guerra sin beneficios, nos largamos de ahí. C.
10:43 Bien. J.
10:43 No veo inconveniente. V.

Una vez que la conversación se vio por concluida. Carlo se concentró en terminar con su desayuno, aún teniendo un par de horas para que dicha reunión diera comienzo, aprovecho para lavar todos los trastes que tenia sucios y llevaba más de diez días sin tocar. Cuando terminó y vio un mensaje en privado enviado por parte de José, no tuvo más que comenzar a prepararse.

Se fue al baño y se tomó una relajante ducha, cuando había terminado con aquello fue a su habitación y de su propio ropero, sacó uno de sus conjuntos preferidos, hoy tocaba salir de manera más elegante, así que se puso un traje color negro. Estando una vez aseado y listo para salir de su residencia, pudo escuchar el claxon fuera de su hogar, se trataba de Heredia quien había ido a recogerlo.

Agarro sus llaves y salió a la calle, tenía más de cinco días sin haber tomado la luz del sol y disfrutado del fresco aire de la ciudad, por lo tanto disfruto cada paso que dio a las afueras.

─ ¿Estas listo, Carlo? ─ Cuestiona, José.

No asintió, ni siquiera sonrió, se subió al vehículo y espero a que la conducción diera comienzo.

Volkov estaba en los asientos traseros y cuando José le miró, ambos se sintieron un poco mal al respecto y todo esto se debía al cambio radical en la personalidad de su jefe.

No querían forzarlo a nada. Solo que, realmente lo extrañaban.

Rᴇɪɴᴀ [Mᴀʀʙᴇʟʟᴀ Vɪᴄᴇ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora