|| 28 ~ Cᴏɴᴛʀᴀ Eʟ Lɪᴅᴇʀ ||

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19:56 horas.

Entonces, ahí se encontraban. Volkov y Anya habían sido encargados de realizar una tarea que radicaba sumamente en el plan creado por Carlo.

Podría parecer algo sencillo de realizar, especialmente si se tratan de dos personas de las cuales saben poco más de lo básico en el tema, todo debido a sus experiencias pasadas ─uno siendo ex policía y otro un militar denigrado─. Aún con todo aquel positivismo y la aparente confianza que parecía tener el italiano sobre sus capacidades, la albina no terminaba por sentirse del todo aliviada; asustada de cometer un error que perjudique en todo lo demás. Temblaba, no sólo por los casuales nervios al estar realizando aquellos tipos de actos. El sentimiento iba a mucho más que eso, inseguridad, temor o culpa, inclusive para sí misma resultaba un poco difícil de definirlo.

Y es que, no se había mostrado dispuesta en hablar ante Carlo con la principal intención de que fueran sinceros ante sus incertidumbres, para que después continuara con la misma culpa apoderándose de su sistema.

Pero, le parecía enteramente imposible no hacer aquello, no tras lo ocurrido con Toni.

Cuando siente una mano ajena sobre uno de sus hombros, le es inevitable brincar de la sorpresa, saliendo completamente de sus pensamientos para así prestarle atención a la persona que en estos momentos le daba compañía. Viktor cuando vio aquellos violetas fijarse en él, no dudo en regalarle una cálida sonrisa donde le mostraba su sincera comprensión. Con su otra mano, sostenía la correa de la pequeña mochila, siendo en extremo cuidadoso ante los explosivos que está tenía.

Anya con ello, solo regresa el gesto.

─ ¿Nos encontramos en el sitio indicado? ─ Cuestiona el ruso.

La chica saca los planos que tiene en sus manos para comprobar ante el cuestionamiento, mira el papel y después la gran estructura que tienen delante de ellos. Las dudas se ven resueltas al momento en que asiente.

─ Bien.

Suspiran en conjunto, pues algo tenían que entender detrás de esto, y eso era que estaban por realizar la cosa más loca que nunca antes han hecho; todo siendo realizado de la manera más estratégica y rápida posible. Debido a que Carlo había supuesto en que ellos eran los más aptos para el trabajo, su misión consistía en poner los explosivos en diferentes zonas del edificio; las suficientes como para destruir parte del lugar y en lugares comunes para que ninguno de los futuros afectados logre librarse lo suficiente.

Tenían entendido, también, que la organización actualmente se encontraba en una inusual reunión con La Mafia, lugar donde mismamente el Gambino de encontraba y en el momento que el lugar de reunión sea abandonado por estos, el italiano les notificará. En esta situación lo que menos querían, era ser atrapados in fragganti.

Mientras tanto, José, fue encargado ─en esta ocasión─ de realizar el trabajo de chófer; había sido quien los dejó en el lugar para que realizarán su trabajo y sería quien iría a esperar el aviso de Carlo para recogerlo y llevarlo al lugar.

Todo había sido fríamente calculado en ese punto.

Según con la información obtenida por Salinas, el sitio parecía estar plagado por cámaras en casi cada esquina. Razón por la que sus vestimentas sólo constaban de tonalidades oscuras y un par de máscara similares. Al ser de noche, esto les ayudaría un poco mejor en el camuflaje, así que una vez estuvieron listos, avanzaron para adentrarse.

─ ¿Es posible que este haciendo la estupidez más grande de mi vida? ─ Para calmar sus nervios, la albina optó por hablar un poco, alivianando el pesado ambiente con la ayuda de su acompañante.

Rᴇɪɴᴀ [Mᴀʀʙᴇʟʟᴀ Vɪᴄᴇ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora