Tal como le había sido pedido, José llegó en tiempo récord a un pequeño garaje que estaba cerca de la vivienda de los Gambino y en las afueras de la ciudad. No paso mucho tiempo, para que Carlo pudiera sacar su motocicleta negra del garaje, debido a que para el momento en el que llegaron, visualmente no se encontraba gente cerca que también estuviera dispuesta a sacar sus vehículos del lugar, así que no tardaron más haya de los cinco minutos para que ambos tuvieran sus propios motos de transporte, con los cuales cada quien emprendió camino al siguiente camino esperado, el cual se trataba del almacén grupal.
En el momento que estuvieron en el lugar, frenaron arrítmicamente, bajan cada uno de su propio vehículo, estacionándolos en un pequeño callejón escondido, tanto Carlo como José después de eso se adentrar despreocupados dentro del almacén. Mientras el italiano se encargaba de hacer algunas pequeñas cuentas con el dinero en negro que había dentro de la caja fuerte, el gitano estaba tranquilamente esperándolo desde atrás, una vez terminó de hacer la pequeña contabilidad; el Gambino le entrega al moreno un maletín con el medio millón a lavar, Carlo se queda con otra cantidad y el resto lo vuelve a guardar con la idea de al regresar con las Pirulas, esto se lo llevara para guardarlo en su otro almacén.
José le abre la puerta, permitiendo que el rubio cenizo saliera de primero, para después salir él, da media vuelta y con su propia llave cierra la entrada al almacén sin olvidar de ponerle el seguro.
─ ¿Estas bien con que te deje ir solo, sin que nadie te acompañe, Carlo? ─ Después de haber tenido un par de minutos en silencio, José se atreve a cuestionar las decisiones actuales de su Jefe ─. Podría atrasar mi reunión con Sardinas e ir contigo por el demás cargamento, no veo problema en ello ─ Entonces, se sube a su propia motocicleta, poniéndole la llave y arrancando de una manera rápida, deja la pata de la moto aun abajo y se permite poner el casco antes que nada, para finalizar con una última mirada al joven italiano.
De cierta manera, él continuaba esperando que le contestara a sus absurdas especulaciones de manera afirmativa. Por que, no negaba que en los últimos días había tenido inseguridades que no le permiten dejar del todo solo a aquel mafioso.
─ Si, si, estaré bien.
Sin embargo, la ambigua manera de responderle y la seguridad que afirma tener, no le complacen en su totalidad.
─ Ante cualquier cosa, llevare la radio, ¿Te parece bien así? ─ El Gambino, de igual forma enciende su propio vehículo, poniéndose el casco y sacando finalmente de su bolsillo la radio que todo este rato había estado guardando receloso.
Fue cuando Heredia no pudo hacer más que sonreír complacido, mientras sacaba su propia radio.
─ ¿Te parece la frecuencia 473? ─ Es ahí, cuando el tranquilo asentimiento por parte de Carlo le satisface con fidelidad y después de haber confirmado que se encontraban en contacto ante cualquier cosa o duda, cada uno emprende un camino por rumbos contrarios.
Del lado de Carlo, este, debido a lo aún temprano que era para su reunión de intercambio, había optado por el camino largo por medio de la carretera, aún que era uno de los rumbos para llegar al puerto, también era el más largo de todos y con todo eso gastaría el tiempo que tenía de sobra por lo que quedaba de hora. Los Gambino siempre tenían que informarles a sus proveedores, con mínimamente unas tres a cinco horas de anticipación, cuando quisieran más cargamento para vender; en aquella mañana Carlo se había encargado de enviar el mensaje con la cantidad exacta que requerían de Pirulas, fue a mitad del desayuno cuando recibió la respuesta confirmante que le decía que alrededor del medio día ya estarían en el lugar de siempre esperándole.
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Rᴇɪɴᴀ [Mᴀʀʙᴇʟʟᴀ Vɪᴄᴇ]
FanfictionAun cuando era cuestionable, siempre supe entender quien era el más fuerte entre los dos. El siempre fue, quien ante cualquier adversidad se encontraba dispuesto a recibirte y consolarte, en tus peores momentos. Él siempre fue el motivo por el cual...