Fácilmente, ya habían transcurrido mas de cinco largos días, mismos en donde el menor de los Gambino había optado a pasar nuevamente recluido dentro de su hogar, en esta ocasión no ocurrió por una cosa en especial, además de su incesante sed de sangre inundando todos sus sentidos. La información que le había sido entregada por parte de Salinas varios días atrás le estaba sirviendo muy bien para que se planteará un gran ataque contra los Red's, mayor parte de ese tiempo se encargo de estarlo analizando, cambiando un par de cosas y agregando otras más.
Esperando pacientemente por comenzar su juego.
Durante todo aquel lapso de tiempo, Carlo sufrió de insomnio, puede que en el momento que presentó su plan no lo haya demostrado, pero eso era debido a que estaba lleno de fuertes incertidumbres que apenas le permitieron poder dormir durante aquellas cinco noches enteras, teniendo grandes inseguridades por si en algún momento todo aquello que en su momento creyó serían grandes muros, terminen por derrumbarse ante una roca torcida o defectuosa. No era alguien que demostrará fervientemente sus dudas existenciales, sin embargo ahora mismo se sentía tal como un niño que realmente no sabe ni lo que está haciendo.
A lo largo de su vida, siempre había tenido a quien recurrir cuando la duda sobre si estaba haciendo bien las cosas caían sobre si mismo. Ahora que aquel hombro que siempre se había mostrado disponible no estaba, se siente de alguna manera demasiado vulnerable.
Más eso no le impidió continuar adelante. José, se demostró interesado en su salud y por lo tanto, cada mañana, tarde y noche, se encargo de ir a visitarlo con normalidad. Por las mañanas llegaba campanante para prepararle la comida mientras tomaban un desayuno ligero, contándole algunas cosas de su vida, diciendo ciertas cosas como cuando su ex esposa le había mencionado por algunas de sus llamadas semanales el avance intelectual de su hija y en verdad que todo eso aliviaba y distraía de su dolor matutino.
Por las tardes, siempre era más que nada para inspeccionar que realmente haya comino el alimento que con tanto esmero le preparaba, regañándole los primeros dos días que no se atrevió a comer nada y festejando los siguientes que termino por hacerlo; en aquellas horas era cuando todo el sueño que perdió por las noches llegaba de golpe y lo hacía caer en el sillón de la sala, con Heredia quedándose a su lado ante cualquier cosa. En las noches, era cuando llegaba y solamente cenan algo ligero, su inigualable compañero cada momento que pudo le impulso a jugar algún juego de mesa que tenía guardados en algún rincón de su casa y ante tanta insistencia terminaba por aceptar, hasta que la hora límite del moreno llegaba y había que decir adiós.
Aun que no siempre había sido solo José, hubo un par de ocasiones en donde fue Volkov el que llegaba, informándole que Heredia había estado muy ocupado como para ir o simplemente había perdido la noción del tiempo. Las cosas con el ruso, eran un poco más tensas, debido a la poca relación que tenían, era por ello que sus intentos de pláticas eran en su mayoría demasiado pesadas y cortantes. Carlo se sentía incómodo con el ambiente que se hacía ante la sería presencia que le entregaba Viktor.
Pero, al menos agradecía su compañía.
Precisamente hoy, se encontraba ya en su sexta noche, antes de que todo en Marbella se convierta en un caos. Decir que estaba listo para hacer lo que en primer lugar era su propuesta, parecía un vil mentira, reafirmándose con la horribles bolsas debajo de sus ojos ante la falta de sueño debido a sus fuertes inseguridades, su expresión perdida en el color de las paredes que le rodeaban y sus pensamientos contradictorios a lo que antes pudo asegurar era bueno.
Escucho la puerta de su casa ser abierta y es ahí cuando supo que la hora en que suelen visitarlo, había finalmente llegado. El Gambino se encontraba sentado en el suelo, frente al sillón de su sala y recargándose en este, sus piernas están completamente extendidas y una lata de cerveza ya vacía le acompañaba. Para cuando escucho la puerta ser nuevamente cerrada, el tintineo de las llaves y unos pasos no muy convencidos se escuchaban cada ves más cerca, lo cual le es extraño; debido a que José siempre llegaba y lo primero que hacía era saludarlo con un gran grito a mitad del pasillo informando de su llegada, mientras que las zapatillas de Volkov siempre se hacían escuchar apenas los dos primeros pasos, entonces gira la cabeza.
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Rᴇɪɴᴀ [Mᴀʀʙᴇʟʟᴀ Vɪᴄᴇ]
Hayran KurguAun cuando era cuestionable, siempre supe entender quien era el más fuerte entre los dos. El siempre fue, quien ante cualquier adversidad se encontraba dispuesto a recibirte y consolarte, en tus peores momentos. Él siempre fue el motivo por el cual...